La perspectiva de género es una herramienta conceptual que busca mostrar que las diferencias entre mujeres y hombres no se deben únicamente a su determinación biológica, sino también a las diferencias culturales asignadas a los seres humanos. Esta perspectiva nos ayuda a comprender más profundamente tanto la vida de las mujeres como la de los hombres y las relaciones que se dan entre ambos.
La Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres define la perspectiva de género como la metodología y los mecanismos que permiten identificar, cuestionar y valorar la discriminación, desigualdad y exclusión de las mujeres, que se pretende justificar con base en las diferencias biológicas entre mujeres y hombres. Además, esta ley establece las acciones que deben emprenderse para actuar sobre los factores de género y crear las condiciones de cambio que permitan avanzar en la construcción de la igualdad de género.
Para qué sirve la perspectiva de género
La perspectiva de género nos permite entender que la vida de mujeres y hombres puede modificarse en la medida en que no está naturalmente determinada. Al utilizar esta perspectiva, cuestionamos los estereotipos con los que somos educados y abrimos la posibilidad de elaborar nuevos contenidos de socialización y relación entre los seres humanos.
La aplicación de la perspectiva de género implica acciones como la redistribución equitativa de las actividades entre los sexos tanto en lo público como en lo privado, la justa valoración de los distintos trabajos que realizan mujeres y hombres, la modificación de las estructuras sociales que reproducen la desigualdad y el fortalecimiento del poder de gestión y decisión de las mujeres.
La importancia de aplicar la perspectiva de género radica en las posibilidades que ofrece para comprender cómo se produce la discriminación de las mujeres y las vías para transformarla. Además, esta perspectiva mejora la vida de las personas, las sociedades y los países, enriqueciendo todos los ámbitos productivos, no se limita solamente a las políticas focalizadas a favor de las mujeres.
Por ejemplo, la incorporación de la perspectiva de género en la medicina ha permitido entender que los síntomas de ciertas enfermedades o los efectos secundarios de algunos medicamentos son diferentes en las mujeres que en los hombres. De igual manera, en el ámbito científico, tecnológico y urbano, la perspectiva de género ha permitido mejorar el desarrollo y generar mayores beneficios para la sociedad en su conjunto.
Aplicación de la perspectiva de género
La perspectiva de género se puede aplicar en diferentes ámbitos como el trabajo, la salud y la educación, entre otros. En el ámbito laboral, es necesario promover políticas públicas que fomenten la transparencia en cuanto a los salarios que se pagan a hombres y mujeres por las empresas en un mismo puesto, así como el acceso igualitario a puestos directivos.
En el ámbito de la salud, es importante reconocer las diferencias entre hombres y mujeres para garantizar un enfoque adecuado en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades. Por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares afectan de manera diferente a hombres y mujeres, por lo que es necesario adaptar las estrategias de prevención y tratamiento a estas diferencias.
En el ámbito educativo, las escuelas desempeñan un papel fundamental en la educación en igualdad de género. Es necesario favorecer el acceso de las niñas y las mujeres a la educación, utilizar materiales didácticos que destaquen las actividades realizadas por hombres y mujeres por igual, y promover valores como la igualdad y el respeto.
La perspectiva de género es una herramienta fundamental para comprender y transformar las desigualdades entre hombres y mujeres. Su aplicación nos permite cuestionar los estereotipos de género y trabajar hacia la construcción de una sociedad más igualitaria.
Es importante que se promueva la aplicación de la perspectiva de género en todos los ámbitos de la sociedad, ya que sus beneficios van más allá de la esfera política. La igualdad de género mejora la vida de las personas, las sociedades y los países en su conjunto, y contribuye al desarrollo y enriquecimiento de todos los ámbitos productivos.
Para lograr una sociedad más igualitaria, es necesario eliminar los prejuicios y la resistencia que aún existen hacia la incorporación de la perspectiva de género. Solo así podremos entender los alcances y posibilidades que trae consigo su implementación para el pleno desarrollo del país.