El capítulo 18 de Génesis nos presenta la historia de Abraham y Sara recibiendo la visita de tres mensajeros del Señor en el valle de Mamre. Este pasaje nos enseña varias lecciones importantes sobre la fe, la oración y el poder de Dios.
La fe de Abraham y Sara
Abraham y Sara, a pesar de su edad avanzada y de la aparente imposibilidad de tener hijos, creyeron en la promesa del Señor de que serían padres. Esta fe les llevó a preparar comida rápida para los mensajeros y a recibirlos con hospitalidad. Esta actitud de fe y obediencia a Dios es un ejemplo para nosotros de cómo debemos responder a las promesas divinas.
En Génesis 18:13-15, Abraham y Sara escuchan a los mensajeros conversar sobre el nacimiento de un hijo en el próximo año. Sara, que estaba escuchando desde la tienda, se rió en su interior por la incredulidad. Sin embargo, el Señor le reprochó por su risa y le recordó que nada es imposible para Él.
La visita de los mensajeros
Los tres mensajeros que visitaron a Abraham y Sara eran varones santos enviados por Dios. Aunque no conocemos su identidad exacta, Abraham los trató como si fueran autoridades que presidían el reino del Señor en la Tierra. Los mensajeros anunciaron a Abraham que Sara tendría un hijo a pesar de su edad avanzada, lo cual cumplió la promesa del Señor.
Este pasaje nos enseña que debemos recibir y obedecer las palabras de los mensajeros del Señor, ya que ellos hablan en Su nombre y transmiten Su voluntad. Asimismo, nos muestra que el Señor puede hacer cosas extraordinarias y cumplir Sus promesas, incluso cuando parecen imposibles desde nuestra perspectiva humana.
La intercesión de Abraham por Sodoma
Después de anunciar el nacimiento de Isaac, los mensajeros se dirigieron hacia Sodoma y Gomorra para destruir esas ciudades debido a su maldad. Abraham, preocupado por su sobrino Lot que vivía en Sodoma, intercedió ante el Señor para que perdonara a esas ciudades si encontraba personas justas en ellas.
Esta intercesión de Abraham nos enseña la importancia de la oración y de la preocupación por el bienestar de los demás. Abraham confiaba en la justicia y la misericordia del Señor, y su oración fue escuchada. Aunque finalmente Sodoma y Gomorra fueron destruidas, el Señor salvó a Lot y a su familia por la intercesión de Abraham.
El capítulo 18 de Génesis nos muestra la importancia de la fe, la obediencia, la oración y la intercesión en nuestra relación con Dios. Aprendemos que no hay nada imposible para el Señor y que Él cumple Sus promesas en Su propio tiempo y de acuerdo con Su voluntad. También se nos enseña a confiar en la sabiduría y el poder del Señor, y a obedecer Sus mandamientos.
Este pasaje nos anima a confiar en Dios en todas las circunstancias de nuestra vida, sabiendo que Él tiene el poder de hacer todas las cosas y que siempre está dispuesto a escuchar nuestras oraciones y responderlas de acuerdo con Su voluntad.