La revelación de dios: visión general y etapas

La revelación de Dios es un concepto fundamental en la teología y la fe cristiana. Se refiere al acto en el cual Dios se da a conocer a sí mismo y revela su voluntad y propósito para la humanidad. A lo largo de la historia, Dios ha utilizado diferentes medios y etapas para revelarse a la humanidad, desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento. En este artículo, exploraremos cómo acontece la revelación de Dios en la historia, lo que nos dice la Biblia al respecto, las etapas de la revelación divina y la transmisión de esta revelación a través de la tradición y las Sagradas Escrituras.

Índice
  1. Cómo acontece en la historia la revelación de Dios
    1. La preparación para recibir revelación
  2. Qué nos dice la Biblia sobre la revelación
  3. Cuáles son las etapas de la revelación de Dios
  4. La transmisión de la revelación

Cómo acontece en la historia la revelación de Dios

La revelación histórica de Dios se presenta como la expresión de la realidad divina o sagrada que habita en el ser de la persona y en la realidad histórica en cuanto tal. Es un proceso mediante el cual la persona desarrolla una comprensión más profunda de su existencia y de la presencia de Dios en su vida. A lo largo de la historia, Dios se ha revelado de diversas maneras, como visiones, sueños y visitas de ángeles. Sin embargo, la mayoría de las revelaciones que reciben los líderes y miembros de la Iglesia se producen mediante los susurros del Espíritu Santo.

Estos susurros espirituales pueden no parecer tan espectaculares como las visiones o las visitas de ángeles, pero son igual de poderosos y duraderos. El testimonio del Espíritu Santo deja una impresión en el alma más significativa que cualquier otra cosa que podamos ver u oír. A través de estas revelaciones, recibimos fortaleza para permanecer fieles al Evangelio y ayudar a los demás a hacer lo mismo.

La preparación para recibir revelación

Para poder recibir las impresiones del Espíritu Santo, es importante que nos preparemos adecuadamente. Algunos consejos para prepararnos incluyen:

  • Tomar la Santa Cena dignamente: Al tomar la Santa Cena, testificamos a Dios que estamos dispuestos a tomar el nombre de Su Hijo sobre nosotros y que siempre le recordaremos y guardaremos Sus mandamientos.
  • Dedicar tiempo para meditar: Al dedicar tiempo para meditar en las verdades del Evangelio, abrimos nuestra mente y corazón a la influencia orientadora del Espíritu Santo.
  • Buscar la voluntad de Dios con paciencia: La revelación suele darse línea por línea, precepto por precepto. Debemos tener paciencia y confiar en el tiempo del Señor.
  • Hablar a la mente y al corazón con una voz delicada y apacible: Aunque la revelación puede ejercer un efecto intenso en nosotros, casi siempre se produce de una manera tranquila, como una voz apacible y delicada .

Estos consejos nos ayudan a prepararnos espiritualmente y a abrirnos a la tutorial del Espíritu Santo en nuestra vida.

Qué nos dice la Biblia sobre la revelación

Las Escrituras hablan de diferentes tipos de revelación, como visiones, sueños y visitas de ángeles. A través de estos medios, el Señor ha restaurado Su Evangelio en los últimos días y ha revelado muchas verdades. Sin embargo, la mayoría de las revelaciones que reciben los líderes y miembros de la Iglesia se producen mediante los susurros del Espíritu Santo.

La Biblia nos enseña que el Espíritu Santo es el principal medio mediante el cual Dios revela Su voluntad y propósito. El Espíritu Santo nos tutorial, nos enseña y nos consuela. Al estar en sintonía con el Espíritu Santo, podemos recibir revelación personal y entender la voluntad de Dios en nuestras vidas.

Cuáles son las etapas de la revelación de Dios

La revelación de Dios se ha desarrollado progresivamente en dos etapas principales: el Antiguo Testamento como preparación y el Nuevo Testamento como culminación.

En el Antiguo Testamento, Dios se reveló desde el origen de la humanidad, creando al hombre por amor y estableciendo una relación íntima con él. Sin embargo, el hombre se reveló contra Dios y cayó en una situación desgraciada. A pesar de esto, Dios no abandonó al hombre, sino que le prometió redimirlo. A lo largo del Antiguo Testamento, vemos cómo Dios estableció alianzas con Noé, Abraham y el pueblo de Israel, y envió profetas para recordarles Su voluntad y prometerles un Mesías que cumpliría todas sus esperanzas.

En el Nuevo Testamento, la revelación alcanza su culmen en Jesucristo, quien es la segunda Persona de la Trinidad y la plenitud de la revelación divina. Jesús es la Palabra definitiva del Padre y el Mesías prometido en el Antiguo Testamento. A través de Su vida, enseñanzas, muerte y resurrección, Jesús revela el amor y la voluntad de Dios para la humanidad. Con la venida de Jesucristo, la revelación pública se completa y se abre el camino para la salvación y la vida eterna.

La transmisión de la revelación

La revelación divina se transmite a través de dos medios principales: la Tradición y las Sagradas Escrituras.

La Tradición es la transmisión oral de la revelación, que implica toda la vida y persona de los Apóstoles. A través de la predicación, el testimonio de vida, las instituciones fundadas y el culto, los Apóstoles transmitieron la revelación a las generaciones posteriores. La Tradición es un testimonio vivo de la fe y la enseñanza de la Iglesia.

Por otro lado, las Sagradas Escrituras, también conocidas como la Biblia, son el registro escrito de la revelación divina. Los primeros cristianos, bajo la tutorial de los Apóstoles, pusieron por escrito las enseñanzas de Jesús y los eventos relacionados con la salvación. La Biblia es un tesoro de sabiduría espiritual y una la fe y la moral cristiana.

La Revelación divina está contenida tanto en la Tradición como en las Sagradas Escrituras, y ambas se complementan mutuamente. La Tradición transmite e interpreta la Escritura, y la Escritura verifica y convalida lo que se vive en la Tradición. La Iglesia, a través del Magisterio, tiene la autoridad para interpretar la revelación y guiar a los fieles en la comprensión de la fe.

La revelación de Dios es un proceso mediante el cual Dios se da a conocer a sí mismo y revela su voluntad y propósito para la humanidad. A lo largo de la historia, Dios ha utilizado diferentes medios y etapas para revelarse a nosotros, desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento. La preparación para recibir revelación implica tomar la Santa Cena dignamente, dedicar tiempo para meditar, buscar la voluntad de Dios con paciencia y abrir nuestro corazón a la voz apacible del Espíritu Santo. La revelación se transmite a través de la Tradición y las Sagradas Escrituras, y la Iglesia tiene la autoridad para interpretar y guiar a los fieles en la comprensión de la revelación divina.

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