La organización política de los aztecas, también conocidos como mexicas, se basaba en una estructura jerárquica y centralizada, con el emperador como máxima autoridad. Su sistema político se caracterizaba por una combinación de monarquía y teocracia, donde el poder político y religioso se encontraban estrechamente vinculados.
El emperador azteca
El emperador azteca, también llamado huey tlatoani, era el líder supremo del Imperio Azteca. Era considerado un gobernante divino, con poderes políticos y religiosos. Su autoridad era hereditaria y se transmitía de padre a hijo. El emperador tenía el poder absoluto sobre el gobierno, la guerra y la religión, y era el responsable de tomar decisiones importantes para el imperio.
El emperador era asistido por un consejo de nobles y sacerdotes de alto rango, quienes le aconsejaban en la toma de decisiones políticas y religiosas. Este consejo también estaba encargado de supervisar el cumplimiento de las leyes y el mantenimiento del orden en el imperio.
La nobleza azteca
La nobleza azteca estaba compuesta por miembros de la realeza, los altos sacerdotes y los jefes militares. Estos nobles tenían privilegios especiales y ocupaban puestos importantes en el gobierno y el ejército. También tenían acceso a tierras, riquezas y tributos de los pueblos conquistados.
Los nobles aztecas tenían la responsabilidad de gobernar sus propias ciudades-estado y de recolectar tributos para el imperio. Además, participaban en ceremonias religiosas y militares, y representaban al emperador en distintas ocasiones.
La clase media
La clase media en la sociedad azteca estaba conformada por los comerciantes, los artesanos y los agricultores. Estos individuos desempeñaban un papel crucial en la economía del imperio y tenían cierta influencia política.
Los comerciantes, conocidos como pochtecas, se encargaban del comercio a larga distancia y eran considerados una clase privilegiada. Tenían la capacidad de viajar por todo el imperio y traer productos de diferentes regiones. Además, los artesanos y los agricultores proveían de bienes y alimentos a la sociedad azteca.
Los esclavos y los siervos
En la base de la pirámide social azteca se encontraban los esclavos y los siervos. Los esclavos eran individuos que habían sido capturados en batallas o que habían sido condenados por cometer delitos graves. Estos individuos carecían de derechos y eran considerados propiedad de sus amos.
Los siervos, por otro lado, eran individuos que estaban obligados a trabajar para los nobles y los sacerdotes. A cambio de su trabajo, recibían protección y sustento por parte de sus amos.
La organización política de los aztecas se caracterizaba por una estructura jerárquica y centralizada, con el emperador como máxima autoridad. La nobleza, la clase media y los esclavos y siervos ocupaban diferentes posiciones en la sociedad y desempeñaban roles específicos en la economía y la vida política del imperio. Esta organización política fue fundamental para el funcionamiento y la expansión del Imperio Azteca.