La Ética Nicomaquea es una obra escrita por Aristóteles en el siglo IV a.C., dedicada a su hijo Nicómaco. Consta de diez libros que tratan sobre las virtudes éticas y dianoéticas, así como el camino hacia la felicidad. Esta obra es considerada fundamental en la ética occidental.
La búsqueda de la felicidad
Según Aristóteles, todas las acciones humanas tienen como objetivo alcanzar algún bien o fin. El bien supremo es la felicidad, y ésta se encuentra en el desarrollo de las virtudes, especialmente la razón. Sin embargo, la felicidad plena, como la actividad contemplativa, es propia de los dioses y no alcanzable para los seres humanos. En su lugar, el hombre debe conformarse con una felicidad limitada, que se logra a través de la posesión de bienes corporales y exteriores, pero que solo puede ser alcanzada con la práctica de las virtudes morales.
La vida en sociedad
En la Ética Nicomaquea, Aristóteles también se adentra en la forma en que los hombres deben organizarse para vivir en sociedad. Considera que el origen de los conflictos sociales se encuentra en la acción individual de los hombres y no en una entidad divina. Por lo tanto, propone que el orden social se establezca a través de normas mínimas de conducta que guíen la convivencia y eviten la anarquía y la barbarie.
Aristóteles reconoce la independencia de los individuos en sus acciones y la libertad para actuar de acuerdo a sus intereses. Sin embargo, destaca la importancia de establecer reglas consensuadas que orienten la conducta de los individuos en su interacción con los demás. Estas reglas, fundamentadas en la convivencia armónica, son el fundamento del orden social.
El ciudadano modelo y las virtudes
Para Aristóteles, la construcción del orden social depende de la formación de ciudadanos modelo. Estos ciudadanos deben tener características específicas que los guíen hacia el beneficio de la colectividad y no de intereses individuales egoístas. La Ética Nicomaquea se enfoca en definir las virtudes morales necesarias para la formación de este ciudadano modelo.
Aristóteles define la virtud como una perfección moral que contribuye a una mejor humanidad. Destaca la importancia de las virtudes éticas, adquiridas a través de la costumbre y el hábito, para regular las relaciones entre los hombres. Algunas de las virtudes éticas más relevantes son la fortaleza, la templanza y la justicia. También menciona las virtudes dianoéticas, que se relacionan con el intelecto y el conocimiento.
Los vicios y las pasiones
Aristóteles reconoce que los vicios y las pasiones representan un obstáculo para la conducta virtuosa y el orden social. Reconoce la tendencia del hombre hacia comportamientos egoístas y pasionales en lugar de la virtud. Para contrarrestar esto, propone el establecimiento de leyes que obliguen a los ciudadanos a actuar de manera virtuosa, bajo pena de castigos. También destaca la importancia de la educación en la formación de ciudadanos virtuosos, inculcando el amor a la virtud y la justicia.
Las virtudes intelectuales y morales
En la Ética Nicomaquea, Aristóteles distingue entre las virtudes intelectuales y las virtudes morales. Las virtudes intelectuales se refieren al conocimiento y la sabiduría, mientras que las virtudes morales se relacionan con la forma de ser de cada persona.
Las virtudes morales se adquieren a través del hábito y consisten en el dominio de la parte irracional del alma. Algunas de las principales virtudes morales mencionadas por Aristóteles son la fortaleza, la templanza y la justicia.
En cuanto a las virtudes intelectuales, Aristóteles destaca el arte, la ciencia, la prudencia, la sabiduría y el intelecto. Estas virtudes se corresponden con la parte racional del hombre y deben ser aprendidas a través de la educación.
La Ética Nicomaquea de Aristóteles es una obra fundamental en la ética occidental. En ella, se abordan las virtudes éticas y dianoéticas, así como el camino hacia la felicidad. Aristóteles destaca la importancia de las virtudes morales y la formación de ciudadanos virtuosos para establecer el orden social. Además, reconoce los obstáculos que representan los vicios y las pasiones, proponiendo leyes y la educación como medios para promover la conducta virtuosa.