La libertad es un derecho sagrado e imprescriptible que todos los seres humanos poseen. Es la facultad de obrar según nuestra voluntad, siempre y cuando respetemos la ley y los derechos de los demás. Existen diferentes tipos de libertades: las individuales y las colectivas. Las individuales incluyen la libertad de opinión, expresión, circulación, pensamiento, conciencia, religión y el derecho a la vida privada. Por otro lado, las libertades colectivas corresponden a un grupo de personas y abarcan la libertad de asociación, reunión pacífica, sindical y el derecho a la manifestación.
Libertades de los niños
Los niños también tienen derechos y libertades, aunque son más frágiles y vulnerables que los adultos. Sin embargo, se benefician de libertades importantes que deben respetar. Estas son las llamadas libertades de ciudadanía, como la libertad de opinión, expresión y asociación; y las llamadas libertades espirituales o religiosas, como la libertad de pensamiento, conciencia y religión.
El derecho de los niños a la libertad de opinión, expresión y asociación
Los niños tienen el derecho de tener una opinión, expresarla y reunirse para compartir su punto de vista, al igual que los adultos. La libertad de opinión implica que cada individuo es libre de tener su propia opinión o juicio, de acuerdo a sus emociones, reflexiones y conocimientos. Los niños tienen el derecho de tener una opinión diferente a la de sus padres y que esta sea tomada en cuenta. Además, tienen el derecho de expresar libremente sus opiniones sobre los asuntos que afecten su vida, sin ser víctimas de presiones que traten de obligarlos o influenciarlos.
La libertad de asociación y reunión permite a todas las personas, incluyendo a los niños, reunirse para compartir ideas y defender una causa. Los niños tienen el derecho de reunirse y participar en temas que les conciernen directamente, así como en asuntos de actualidad que les interesen.
El derecho del niño a la libertad de pensamiento, conciencia y religión
Los niños tienen el derecho de pensar libremente y adherirse a los valores, convicciones y religión de su elección. La libertad de pensamiento implica que cada individuo puede determinar libremente sus creencias, y los niños son libres de tener pensamientos que evolucionen y cambien a medida que crecen y maduran. La libertad de conciencia permite a cada persona determinar los principios y valores que guiarán su existencia, y los niños tienen el derecho de decidir qué principios y valores seguirán en sus vidas. Por último, la libertad de religión permite a cada persona tener la religión o convicción de su elección y manifestarla libremente. Los niños pueden determinar libremente la religión o convicción que elijan, siempre y cuando alcancen un nivel suficiente de discernimiento y no se les imponga una religión que vaya en contra de su agrado.
Desafíos y responsabilidades
Estas libertades otorgan a los niños el derecho a participar en la vida pública y política de su comunidad, lo cual representa un desafío tanto para ellos como para la sociedad. Cuando los adultos escuchan y toman en cuenta la opinión de los niños, estos se sienten más involucrados y responsables en los asuntos de su sociedad y del entorno. Al obtener un lugar en la comunidad y convertirse en portavoces de su generación, los niños se vuelven más responsables y confían en sí mismos. Además, la participación activa de los niños en la sociedad les permite tomar consciencia de sus derechos y del papel que desempeñarán en la construcción y administración de su sociedad en el futuro.
Es fundamental informar a los niños sobre sus derechos y las problemáticas actuales, para formar a los futuros ciudadanos y establecer un diálogo entre las diferentes generaciones. Los Estados tienen el deber de escuchar a los niños, integrarlos en los procesos de decisión y formarlos para que puedan tomar las riendas de la sociedad cuando sean adultos. Los padres también tienen la responsabilidad de guiar a sus hijos hacia la libertad de pensamiento, conciencia y religión, transmitiéndoles los principios y valores que les permitirán tener una vida sana tanto física como mentalmente, y protegiéndolos de peligros y creencias perjudiciales para su salud.
Es importante mencionar que estas libertades reconocidas tanto para los adultos como para los niños tienen ciertas restricciones. El buen ejercicio de estas libertades debe mantener el orden público, la seguridad del país, preservar los valores morales y respetar los derechos de los demás. La libertad de expresión, por ejemplo, está limitada y no debe actuar en contra de los valores morales ni transmitir mensajes de incitación al odio y la violencia. Además, el acceso a la información debe ser protegido para evitar que los niños sean expuestos a informaciones dañinas para su desarrollo.
La libertad es un derecho fundamental que todos los seres humanos, incluyendo los niños, poseen. Los niños tienen el derecho de tener una opinión, expresarla y reunirse para compartir su punto de vista. También tienen el derecho de pensar libremente, adherirse a los valores y religión de su elección. Estas libertades representan tanto un desafío como una responsabilidad para los niños y la sociedad, y es necesario que los Estados y los padres respeten y fomenten el ejercicio de estas libertades, guiando a los niños hacia una vida sana y protegiéndolos de peligros y creencias perjudiciales.