El reparto de áfrica: dominación y explotación

El reparto de África durante el siglo XIX fue un acontecimiento histórico que marcó el inicio de la colonización europea en el continente africano. Los europeos, ansiosos por expandir su poder y dominio, se repartieron los territorios africanos sin tener en cuenta la voluntad, la cultura y las necesidades de sus habitantes. Esta acción desencadenó décadas de opresión, explotación y sufrimiento para los pueblos africanos.

Índice
  1. El inicio del reparto de África
  2. El Canal de Suez y el enfrentamiento entre europeos
  3. La expansión europea en Asia
  4. Japón: de aislamiento a modernización

El inicio del reparto de África

La intervención extranjera en África comenzó en 1821, cuando los Estados Unidos fundaron Liberia en la costa ecuatorial oeste con la intención de repatriar a los esclavos a su continente de origen. Posteriormente, Francia conquistó Argelia en los años 30 y expandió su dominio hacia Senegal y parte del golfo de Guinea. Los italianos también ocuparon zonas en las costas del mar Rojo y establecieron su presencia en Eritrea, actualmente Etiopía.

Portugal, por su parte, poseía los asentamientos europeos más antiguos de África, como Guinea Portuguesa, Angola y Mozambique. Los ingleses también tenían colonias establecidas, como El Cabo y Natal, y fueron ocupando nuevas zonas como Tanganica (hoy Tanzania), Kenia, Rhodesia, Sierra Leona, Ghana y Uganda.

El Canal de Suez y el enfrentamiento entre europeos

Uno de los principales intereses de los europeos en África era la construcción de un canal en el istmo de Suez, que conectara el mar Mediterráneo con el océano Índico a través del mar Rojo. Los franceses lideraron este proyecto y lograron inaugurar el canal en noviembre de 1869, gracias al ingeniero Ferdinand de Lesseps.

Sin embargo, el deseo de expansión de los europeos llevó a enfrentamientos entre ellos mismos. Esto llevó a la celebración del Congreso de Berlín en 1884, donde se estableció el principio de que los territorios africanos pertenecerían a aquellos países que los ocuparan desde sus costas hacia el interior. Esto significaba que el simple descubrimiento o exploración de las costas ya no sería suficiente para reclamar un territorio.

Gran Bretaña y Francia protagonizaron un conflicto por la ocupación de Sudán y Egipto, hasta que en 1899 se llegó a un acuerdo en Londres donde Francia reconoció la posesión de Egipto, con su Canal de Suez, a Inglaterra, junto con el Sudán.

La expansión europea en Asia

Paralelamente al reparto de África, los europeos también ocuparon territorios clave en Asia. Inglaterra, que ya había penetrado en la India desde el siglo XVIII, otorgó la explotación de estos territorios a la Compañía de las Indias Orientales. Posteriormente, asumió un control más directo de la administración de la India, convirtiéndola en la joya más preciada del imperio británico, según palabras del Primer Ministro Benjamin Disraeli.

En Indochina, los ingleses ocuparon Birmania, mientras que los franceses se establecieron en la Conchinchina, Annan y Tonkín (hoy Vietnam, Laos y Camboya).

China, por su parte, no fue ocupada materialmente por ninguna potencia europea, pero su economía fue dominada por extranjeros a través de concesiones comerciales en los puertos marítimos. Estas concesiones comenzaron durante la llamada guerra del opio en 1840, cuando Inglaterra introdujo el consumo de esta droga en el imperio chino. Varias potencias europeas, como Inglaterra, Francia, Alemania, Italia y Estados Unidos, obtuvieron concesiones en diferentes puertos chinos.

Japón: de aislamiento a modernización

A diferencia de China, Japón se mantuvo aislado de los extranjeros y había impuesto la pena de muerte para aquellos que intentaran entrar o salir de su territorio. Sin embargo, en 1853, una flota norteamericana liderada por el Comodoro M.C. Perry logró la apertura de los puertos japoneses para el comercio exterior. Esto marcó el comienzo de una serie de concesiones comerciales otorgadas a varias potencias europeas. La apertura al exterior impulsó un período de modernización en Japón, donde se construyeron infraestructuras como ferrocarriles y barcos, se instalaron telégrafos y teléfonos, y el país se posicionó como una de las grandes potencias mundiales.

El reparto de África fue un proceso marcado por la ambición y la falta de respeto hacia los pueblos africanos. Los europeos, movidos por su afán de poder y riqueza, se repartieron los territorios sin considerar la voluntad ni las necesidades de los habitantes locales. Este período de colonización dejó un legado de opresión, explotación y desigualdad que aún se siente en muchos países africanos. Es importante reflexionar sobre esta parte de la historia para comprender las consecuencias y desafíos que aún enfrenta el continente africano en la actualidad.

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