En su teoría de la estructuración, Anthony Giddens explora la creación y reproducción de los sistemas sociales, centrándose tanto en la estructura como en los agentes involucrados. En lugar de dar prioridad a uno sobre el otro, Giddens muestra la dualidad de las estructuras, explicando que habilitan a través de recursos y limitan a través de reglas.
Propuesta ontológica de Giddens
Giddens presenta el ciclo de la estructuración como parte de su propuesta ontológica. Este ciclo implica la existencia de un agente actuante, que se compone de tres procesos: el registro reflexivo de la acción, la racionalización de la acción y la motivación de la acción. Estos procesos se desarrollan a través de capas de conciencia discursiva, conciencia práctica y motivos/cognición inconscientes.
El registro reflexivo de la acción implica que los agentes archivan sus actividades y crean expectativas de que otros hagan lo mismo. Además, registran los aspectos sociales y físicos de los escenarios en los que se desarrollan las interacciones.
La racionalización de la acción se refiere a la comprensión teórica que los agentes tienen sobre los fundamentos de sus actividades. Esta comprensión se desarrolla de manera rutinaria y casi sin esfuerzo.
La motivación de la acción no está directamente relacionada con la continuidad de una acción, sino que se refiere al potencial de acción basado en planes generales o programas. Estos planes establecen un espectro de conducta en el que se puede escenificar la acción.
El concepto de obrar en la teoría de la estructuración
Según Giddens, el obrar humano no se define solo por las intenciones, sino por la capacidad de hacer las cosas. Se considera que una persona obra cuando es el autor de un suceso que no habría tenido lugar si el agente no hubiera intervenido.
Además, Giddens distingue entre las consecuencias no buscadas de la acción y las intenciones del agente. Las consecuencias no buscadas son sucesos que ocurren como resultado de la acción, pero que no fueron buscados ni deseados por el agente. Estas consecuencias pueden tener un alcance temporal y espacial alejado del contexto original del acto.
Para Giddens, es importante analizar los ciclos de consecuencias no buscadas que se realimentan y promueven la reproducción social a largo plazo. Estos ciclos ocurren a través de actividades repetitivas que regularizan las acciones en un contexto temporal y espacial, influyendo directa o indirectamente en las condiciones de futuras acciones.
Dimensión de la modernidad según Giddens
Giddens considera que la modernidad es una dimensión reflexiva y radicalizada del proceso social. La reflexividad se refiere a la conciencia que los actores tienen de sus acciones y las de los demás en un contexto determinado. Esta conciencia reflexiva permite a los actores adaptarse y transformar sus prácticas sociales.
La radicalización de la modernidad implica que las instituciones tradicionales y las formas de vida están en constante cambio y reconfiguración. La modernidad no es un estado fijo, sino un proceso dinámico que impulsa transformaciones sociales y culturales.
La teoría de la estructuración de Anthony Giddens ofrece una visión compleja y multidimensional de la modernidad. Su enfoque en la reflexividad y la radicalización de la sociedad proporciona herramientas conceptuales para comprender los contornos de la modernidad reciente. A través del ciclo de la estructuración y el concepto de obrar, Giddens explora cómo las estructuras sociales y las acciones individuales se interrelacionan y generan consecuencias no buscadas. Esto nos permite comprender mejor los procesos de reproducción social y los cambios constantes en la sociedad contemporánea.