Fernando VII, también conocido como Fernando V de Castilla y II de Aragón, nació el 10 de mayo de 1452 en Sos, Zaragoza. Fue hijo de Juan II de Aragón y de Juana Enríquez. Durante su reinado, fue proclamado rey de Sicilia (1468), rey de Aragón (1479-1516) y de Castilla (1474-1504).
Reinado y logros
Fernando VII fue un rey prudente y sensato, con una visión política adelantada a su época. Se casó con Isabel de Castilla, lo que provocó una guerra civil en Castilla entre los partidarios de Isabel y los de Juana la Beltraneja. Tras finalizar la contienda en 1479, Fernando y su esposa reinaron conjuntamente como los reyes católicos. Juntos, lograron la conquista de Granada en 1492, que marcó el final del dominio musulmán en la Península Ibérica.
Además, Fernando colaboró activamente con Isabel en asuntos tanto de Castilla como de Aragón y en la política exterior. Juntos, trabajaron para unificar sus dominios y fomentar su desarrollo. Durante su reinado, se restableció la paz en Cataluña y se impulsó la economía castellana mediante la creación de consulados y gremios.
En el ámbito religioso, Fernando apoyó el programa religioso de la reina Isabel, lo que llevó a la conversión forzosa de los moriscos granadinos y a la expulsión de los judíos en 149Además, en ese mismo año, Fernando y su esposa apoyaron a Cristóbal Colón en su expedición hacia las Indias por Occidente, lo que llevó al descubrimiento de un nuevo entorno y a la expansión de la Corona española más allá de Europa.
Política matrimonial y legado
La política matrimonial de los Reyes Católicos permitió que Castilla se integrara en Europa y aislara a Francia. Durante su reinado, se llevaron a cabo matrimonios estratégicos entre sus hijos e hijas y miembros de otras casas reales europeas. Estos matrimonios fortalecieron las alianzas políticas y aseguraron la continuidad de la dinastía. Entre los matrimonios destacados se encuentran el de Isabel con Alfonso de Portugal, el de María de Aragón con Manuel el Afortunado de Portugal, y el de Juana con Felipe de Austria.
Tras la muerte de la reina Isabel en 1504, Fernando asumió la regencia de Castilla, aunque el trono correspondía a su hija Juana. Sin embargo, el marido de Juana, Felipe el Hermoso, reclamó la regencia, lo que llevó a conflictos internos en la familia real. Tras la muerte de Felipe en 1507 y la posterior pérdida de la razón de Juana, Fernando tuvo que retomar la regencia.
En cuanto a sus logros militares, Fernando envió una expedición en 1509, liderada por el cardenal Jiménez de Cisneros, que conquistó Orán, Bujía y Trípoli. Además, en 1510, la Santa Sede le otorgó el reino de Nápoles, y en 1511 participó en la Liga Santa contra Francia junto al papa Julio II y Enrique VIII de Inglaterra. En 1512, Fernando conquistó el reino de Navarra y lo anexó a Castilla.
Legado y fallecimiento
Fernando VII falleció el 23 de enero de 1516 en Madrigalejo, Cáceres. Fue sucedido en el trono por su nieto Carlos, quien se convertiría en el futuro emperador Carlos V.
Fernando VII, conocido como el Católico, fue un rey prudente y sensato que colaboró estrechamente con su esposa Isabel en la unificación y desarrollo de sus dominios. Durante su reinado, se lograron importantes conquistas, como la toma de Granada y el descubrimiento de América. Su política matrimonial fortaleció las alianzas políticas de Castilla, y sus logros militares expandieron el poder de la Corona española. Aunque su reinado estuvo marcado por conflictos internos y disputas sucesorias, su legado perduró y sentó las bases para la posterior grandeza de España.