Respeto al nombre de dios: no tomarás en vano

El segundo mandamiento de la Iglesia Católica es no tomarás el nombre de dios en vano. Este mandamiento tiene como objetivo principal el respeto hacia el nombre del Señor y el uso adecuado del mismo. Se nos enseña que el nombre de Dios debe ser pronunciado únicamente para bendecirlo, alabarlo y glorificarlo.

Una forma grave de tomar el nombre de Dios en vano es a través de la blasfemia, donde se denigra, burla o injuria a Dios de manera intencionada. También se considera tomar en vano el nombre de Dios cuando se invoca para mentir.

A lo largo de la historia, se ha abusado del nombre de Dios para enriquecerse, librar guerras, discriminar personas, torturar y matar. Incluso en la vida cotidiana, se transgrede el segundo mandamiento al mencionar el nombre de Dios o de Jesucristo en conversaciones poco serias o al utilizar maldiciones que involucran su nombre.

Índice
  1. La historia del nombre de Dios
  2. Qué nos enseña el segundo mandamiento

La historia del nombre de Dios

Cuando Dios habló a Moisés en la zarza ardiente, reveló su nombre como jehová, que significa yo soy el que soy o yo soy. Este nombre muestra la naturaleza de Dios como aquel que es completamente idéntico a sí mismo, inalterable y eterno.

Por respeto, los judíos evitan mencionar el nombre Jehová y en su lugar utilizan adonai que significa señor. Esto se debe a que desean evitar utilizar en vano, incluso de manera no intencionada, el nombre de Dios.

Además del nombre Jehová, el Antiguo Testamento hace referencia a otros nombres de Dios, como el dios de abraham, dios de isaac y dios de jacob, que hacen alusión al obrar divino en la historia. También se le llama jehová de los ejércitos en referencia a los ángeles.

En el Nuevo Testamento, Jesús enseña a orar llamando a Dios padre y en el envío dado a los Apóstoles, se menciona a Dios como padre, hijo y espíritu santo. Este nombre revela la naturaleza trina de Dios y está prohibido hablar de manera indigna sobre las tres personas divinas.

Qué nos enseña el segundo mandamiento

El segundo mandamiento nos enseña a respetar el nombre del Señor y a no utilizarlo en vano. Debemos ser conscientes de la responsabilidad que implica pronunciar el nombre de Dios y utilizarlo únicamente para bendecirlo, alabarlo y glorificarlo.

Además, el segundo mandamiento nos prohíbe utilizar el nombre de Dios de manera inconveniente, como en blasfemias o maldiciones. También nos enseña a no abusar del nombre de Dios al realizar promesas que no tenemos intención de cumplir o al hacer juramentos falsos.

El nombre cristiano es conferido en el sacramento del Bautismo y se nos anima a elegir nombres cristianos que reflejen nuestra fe y que nos recuerden la vida de los santos. También se nos enseña a comenzar nuestras oraciones y acciones haciendo la señal de la cruz en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

El segundo mandamiento nos invita a ser respetuosos y conscientes del nombre del Señor y a utilizarlo de manera adecuada. Debemos evitar tomar en vano el nombre de Dios y utilizarlo únicamente para bendecirlo, alabarlo y glorificarlo.

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