Canto 28 de la divina comedia: sembradores de discordia y falsificadores

El canto vigésimo octavo de La Divina Comedia de Dante Alighieri se sitúa en la novena y décima fosa del octavo círculo del Infierno, donde son castigados los sembradores de discordia y los falsificadores. Este canto tiene lugar en la tarde del 9 de abril de 1300, durante el Sábado Santo.

Análisis del canto

El canto comienza describiendo la fosa de los sembradores de discordia, donde Dante ha interactuado con varios condenados. La visión de sus heridas y el sufrimiento de estos pecadores llenan los ojos de Dante de lágrimas y siente una profunda compasión por ellos.

Virgilio, su tutorial en el Infierno, le pregunta a Dante por qué sus ojos se detienen en las sombras mutiladas y le insta a continuar avanzando para ver el resto de la fosa. Dante se justifica diciendo que cree que uno de los condenados es su pariente, pero Virgilio le señala que ese condenado ya está presente y le ha señalado con el dedo. Se trata de Geri Del Bello, un pariente de Dante que murió de forma violenta y aún no ha sido vengado por ningún miembro de la familia Alighieri.

Dante siente compasión por su pariente y cree en la importancia de la venganza familiar, aunque no siente remordimiento personal. Se sabe que Geri Del Bello fue asesinado por un miembro de la familia Sachetti alrededor del año 1280, pero la venganza no tuvo lugar hasta varios años después.

Luego, Dante y Virgilio llegan a la décima fosa, donde son castigados los falsificadores. Dante describe los lamentos y el sufrimiento de estos pecadores, comparándolos con los sonidos de los hospitales de Val di Chiana, Cerdeña y Maremma durante los meses de verano.

En esta fosa, Dante ve a dos condenados que se rascan constantemente debido a una enfermedad en la piel. Uno de ellos se presenta como Griffolino d'Arezzo, quien fue quemado en la hoguera por practicar la brujería. Griffolino cuenta cómo engañó a un noble sienés, Albero de Siena, haciéndole creer que podía volar como Dédalo. Sin embargo, cuando Albero se dio cuenta del engaño, hizo que Griffolino fuera quemado vivo.

El segundo condenado se presenta como Capocchio, un falsificador de metales a través de la alquimia. Capocchio menciona la vanidad de los habitantes de Siena y se burla de algunos de ellos por sus extravagancias.

El canto termina con Capocchio recordando a Dante que él también fue simio por naturaleza, haciendo referencia a su capacidad de imitar y engañar.

En el canto 28 de La Divina Comedia, Dante continúa investigando el Infierno y se enfrenta a los castigos de los sembradores de discordia y los falsificadores. A través de la interacción con los condenados, Dante muestra su compasión y reflexiona sobre la importancia de la venganza familiar. Además, critica la vanidad y los excesos de los habitantes de Siena. Este canto nos muestra la complejidad y profundidad del Infierno de Dante, así como su habilidad para combinar elementos históricos y mitológicos en su obra.

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