La Ley de Cupo Femenino en la música es una legislación que busca garantizar la participación equitativa de mujeres y personas de otras identidades de género en eventos musicales. Esta ley fue sancionada el 20 de noviembre de 2019 y establece que en eventos con tres o más artistas convocados, al menos el 30% de ellos deben ser mujeres o personas de otras identidades de género auto percibidas. Esta ley es un avance importante en la lucha por la igualdad de género en la industria musical y tiene como objetivo principal visibilizar y promover la participación de las mujeres en este ámbito.
Orígenes y evolución de la ley
La ley de cupo femenino en la música surge como respuesta a las demandas de las mujeres y disidencias que se manifestaron masivamente en todo el país en protesta por las violencias de género y en favor del aborto legal seguro y gratuito. Estas demandas se organizaron en las redes y en las calles, y se fueron articulando con otras luchas feministas en distintos ámbitos.
En los años 70 y 80, las mujeres comenzaron a visibilizarse en la música, aunque su participación era aún limitada. Sin embargo, en la década de los 90, se produjo un cambio significativo con la aparición de agrupaciones musicales conformadas exclusivamente por mujeres. Estas agrupaciones, como las bandas Gabriela, La Torre y Cantilo, Epumer, Lizarazu, Puyó, Carballo, entre otras, contribuyeron a visibilizar el talento de las mujeres en la música y a reclamar por su participación equitativa en eventos y festivales.
En los años 2000, el activismo por la igualdad de género en la música continuó creciendo. Se organizaron festivales como Belladona, que promovían la participación de artistas femeninas, y se realizaron estudios y encuestas que evidenciaron la desigualdad de género en la industria musical. Estos datos estadísticos fueron fundamentales para argumentar la necesidad de establecer una ley de cupo femenino en la música.
Impacto de la ley en la participación femenina en la música
Desde la sanción de la ley de cupo femenino en la música, se han observado avances significativos en la participación de mujeres y personas de otras identidades de género en eventos y festivales. Según un informe del Instituto Nacional de la Música (INAMU), la participación femenina aumentó del 121% en los años 2017 y 2018, al 319% en los años 2021 y 202Esto representa un aumento del 106% desde la sanción de la ley.
El género musical que experimentó un mayor crecimiento en cuanto a la participación femenina fue el rock, que pasó de un 93% a un 344%. El folclore y la música popular también lograron duplicar sus índices de participación, acercándose al 30% establecido por la ley. Estos datos reflejan un comportamiento similar a los índices generales de cumplimiento de la ley.
Además del aumento en los porcentajes de participación, se han observado mejoras cualitativas en el sector musical. Se han implementado medidas para prevenir y sancionar la violencia de género, se ha aumentado la visibilidad de las compositoras argentinas y se han creado nuevas organizaciones que promueven la igualdad de género en diferentes ramas de la música.
Desafíos y perspectivas futuras
A pesar de los avances logrados, aún existen desafíos y obstáculos que impiden una participación plena y equitativa de las mujeres y personas de otras identidades de género en la música. Algunos de estos desafíos incluyen la falta de sostenimiento económico, el destrato profesional, las dificultades asociadas a la maternidad y a los derechos intelectuales.
Es importante seguir trabajando para derribar estas barreras y promover la igualdad de género en la música. La ley de cupo femenino es un primer paso, pero es necesario continuar con políticas y acciones concretas que fomenten la participación y visibilidad de las mujeres y personas de otras identidades de género en la industria musical.
La lucha por la democratización de las relaciones de género en los ámbitos musicales continúa, y es necesario seguir organizándose, promoviendo estrategias y celebrando la música como una herramienta de transformación social y cultural.