La Revolución rusa, también conocida como la Revolución de octubre, tuvo un desarrollo significativo que cambió el curso de la historia. El 7 de noviembre de 1917, soldados y obreros del partido bolchevique tomaron el control de la capital rusa, Petrogrado, derrocando al gobierno provisional y estableciendo el primer Estado socialista del entorno. Este evento fue el resultado de una serie de acontecimientos que condujeron a un cambio radical en la estructura política y social de Rusia.
Situación en el imperio ruso antes de la Revolución
Para comprender el desarrollo de la Revolución rusa, es crucial examinar la situación del imperio ruso en las últimas décadas del siglo XIX y principios del siglo XX. La mayoría de la población rusa, que representaba el 80%, eran campesinos que vivían en condiciones precarias, sin acceso a educación y en malas condiciones sanitarias. La tierra estaba en manos de terratenientes pertenecientes a la nobleza o a la iglesia.
En las ciudades, se había iniciado un proceso de industrialización desde la década de 1880, concentrado en zonas cercanas a las fuentes de materia prima. Sin embargo, los obreros, al igual que en otros países europeos, sufrían explotación con jornadas laborales de hasta 15 horas, a pesar de que la ley había establecido una jornada de trabajo de 10 horas.
En términos políticos, el imperio ruso era un régimen autocrático en el que predominaba la voluntad del monarca. El poder era ejercido a través de una burocracia centralizada, el ejército y la policía secreta. Además, el imperio se extendía sobre diferentes pueblos a los que se les había impuesto una política de rusificación mediante la imposición de la religión ortodoxa, el idioma y la educación rusas.
A pesar de este sistema autocrático, existía un movimiento opositor compuesto por sectores de la burguesía y la nobleza liberal, así como partidos de orientación socialista. Entre estos últimos, los más importantes eran los mencheviques, partidarios del cambio gradual, y los bolcheviques, que proponían medidas radicales. Vladimir Lenin lideraba a los bolcheviques y se encontraba exiliado en ese momento.
La entrada en la Primera Guerra Mundial y la crisis en Rusia
En 1914, Rusia entró en la Primera Guerra Mundial con un ejército mal entrenado y equipado. Sufrió más de 400.000 bajas hasta 1917 y experimentó numerosas derrotas. Además, las condiciones antes mencionadas, sumadas a la escasez de alimentos, provocaron numerosas huelgas en la capital y otras ciudades en febrero de 191Las movilizaciones obreras recibieron el apoyo de los soldados destinados a reprimirlas. Esta situación llevó a la abdicación del zar el 15 de marzo y a la formación de un gobierno provisional compuesto por miembros de la burguesía y parte de la nobleza. Este gobierno contaba con el apoyo de los mencheviques pero debía compartir el poder con los soviets o comités de obreros y soldados, que se habían formado en la mayoría de las ciudades y controlaban fábricas y otros servicios esenciales.
En abril de ese mismo año, Lenin regresó del exilio y comenzó una campaña activa de oposición al nuevo gobierno debido a su decisión de continuar con la guerra. También emprendió una campaña para reorganizar al partido bolchevique, aumentar el número de miembros y controlar los soviets.
El punto culminante de la Revolución rusa
El enfrentamiento entre el gobierno provisional, que no tenía el control de las tropas en la capital, y los bolcheviques tuvo su punto culminante en la noche del 6 al 7 de noviembre (24-25 de octubre según el calendario juliano), cuando obreros armados con el apoyo de la guarnición de la capital y marineros del acorazado aurora tomaron el control de las principales instituciones de Petrogrado. La sede del gobierno fue asaltada y muchos ministros fueron arrestados.
El nuevo gobierno tomó una serie de medidas revolucionarias, como transferir el poder a los soviets (por lo que comenzó a ser denominado soviético), abolir el derecho de propiedad privada sobre la tierra y elaborar una propuesta para entablar negociaciones de paz.
Así comenzó una nueva etapa en la historia de Rusia, con la formación de un nuevo Estado, la U.R.S.S., que se disolvió en 1992 pero que tuvo una influencia decisiva en gran parte del siglo XX.
La Revolución rusa marcó un hito en la historia mundial, estableciendo el primer Estado socialista y teniendo repercusiones duraderas en la política y la sociedad. A través de una serie de eventos y tensiones sociales, el gobierno provisional fue derrocado y reemplazado por los bolcheviques, liderados por Lenin. Este cambio radical en el poder condujo a la creación de la U.R.S.S. y dejó un legado duradero en la historia moderna.