En su libro historia de las clases populares en argentina, el historiador Ezequiel Adamovsky realiza un análisis exhaustivo sobre la composición y evolución de las clases populares en el país a lo largo de su historia. A través de una cuidadosa investigación, Adamovsky nos brinda una visión detallada de cómo se conformaron y transformaron estas clases a lo largo del tiempo.
Composición de las clases populares en 1810
En el año 1810, Buenos Aires era la ciudad más poblada del Virreinato del Río de la Plata. En ese contexto, los grupos más favorecidos económicamente eran los comerciantes, los ganaderos y los agricultores ricos. Sin embargo, los nacidos en España ocupaban los cargos públicos más altos, mientras que los artesanos, pequeños comerciantes y empleados auxiliares del gobierno formaban una especie de clase media.
En ese período, las pulperías eran el lugar de encuentro y la vida de campo era el común denominador de los hombres de la época. El ganado cimarrón, los gauchos y las guitarreadas eran parte fundamental de la cultura popular de la época. Además, el mate se convertiría en un símbolo nacional y en una tradición arraigada en la sociedad argentina.
El rol de las mujeres y los niños
En ese contexto histórico, las mujeres eran educadas para ser madres y esposas, sin tener participación en las decisiones políticas. Su rol se limitaba a las tareas domésticas en el hogar. Por otro lado, los niños de la época jugaban a juegos tradicionales como la rayuela, las muñecas y las bolitas. La moda local estaba influenciada por el estilo francés, tanto para hombres como para mujeres y niños.
El cabildo y las clases populares
En aquellos tiempos, el cabildo cumplía funciones de policía y defensa del pueblo, además de recaudar impuestos y escuchar las quejas de los vecinos. Solo en situaciones de gravedad se convocaba a un Cabildo Abierto, donde todos los vecinos participaban en una asamblea general. Esto sucedió durante la Semana de Mayo, un hito importante en la historia de Argentina.
A partir de la gesta del 25 de mayo de 1810, se comenzaron a celebrar el carnaval y las fiestas mayas en Argentina. Estas festividades eran populares y eran disfrutadas por todos los habitantes del país en formación. Marcaban el inicio de una nueva etapa en la historia argentina y reflejaban la alegría y la identidad de las clases populares.
El libro historia de las clases populares en argentina de Ezequiel Adamovsky nos brinda una visión detallada de cómo estaban compuestas las clases populares en 1810 y cómo evolucionaron a lo largo de la historia del país. Nos muestra la importancia de la cultura popular, el papel de las mujeres y los niños, el rol del cabildo y la importancia de las festividades populares en la construcción de la identidad nacional.