Micaela Bastidas fue una destacada figura de la historia peruana, reconocida por su valentía y compromiso en la lucha por la libertad de su pueblo. Nacida el 23 de junio de 1744, Micaela era hija de Manuel Bastidas, descendiente de africanos, y de la indígena Josefa Puyucahua, lo que le valió el apodo de zamba. Desde joven, Micaela mostró una personalidad fuerte y decidida, características que marcarían su camino.
El matrimonio con Tupac Amaru II
A la edad de casi veinte años, Micaela conoció a José Gabriel Condorcanqui, quien más tarde se convertiría en Tupac Amaru II, un líder revolucionario peruano. Juntos, formaron una sólida relación y contrajeron matrimonio el 25 de mayo de 1760 en la iglesia Nuestra Señora de la Purificación en Surimana. De esta unión nacieron tres hijos: Hipólito, Mariano y Fernando.
La pareja se estableció en el pueblo de Tinta, cerca de Cuzco, donde se encontraban cada vez más descontentos con el trato de los españoles hacia los indígenas. Tupac Amaru presentó reclamaciones pacíficas ante la Real Audiencia de Lima en 1776, solicitando la liberación de los indígenas del trabajo obligatorio en las minas, pero su petición fue rechazada.
El inicio de la insurrección
Ante la negativa de las autoridades españolas, Tupac Amaru decidió tomar medidas más drásticas y liderar una insurrección contra el dominio español. El 4 de noviembre de 1780, dio el primer Grito de Libertad en el pueblo de Tinta, desobedeciendo a los ministros europeos intrusos y llamando a la población a unirse a la lucha por la libertad.
Micaela Bastidas desempeñó un papel fundamental en la revolución, convirtiéndose en la principal consejera de su esposo. Participó en el juicio sumario y ajusticiamiento del Corregidor Arriaga y mostró su valentía y determinación en la batalla de Sangarará, donde las fuerzas tupacamaristas lograron una importante victoria contra los españoles.
El trágico final de Micaela Bastidas
A pesar del coraje y la determinación de Micaela y Tupac Amaru, la insurrección finalmente fue sofocada por las fuerzas realistas. El 8 de enero de 1781, se produjo un enfrentamiento armado en el que los realistas lograron derrotar a los insurgentes. Tupac Amaru, Micaela y su hijo Hipólito fueron capturados y sometidos a un juicio sumarísimo.
El 18 de mayo de 1781, en la Plaza de las Armas del Cusco, se cumplió la sentencia. Hipólito fue ejecutado frente a los ojos de sus padres, y luego le llegó el turno a Micaela. A pesar de los intentos de los verdugos por arrancarle la lengua, Micaela resistió valientemente. Finalmente, fue estrangulada hasta la muerte.
A los 36 años de edad, Micaela Bastidas Puyucawa dejó un legado de valentía y sacrificio en la lucha por la libertad de su pueblo. Su historia nos enseña la importancia de luchar por nuestros ideales y estar dispuestos a renunciar a todo por la libertad y el bienestar de los demás.
Micaela Bastidas fue una mujer excepcional, cuya valentía y dedicación a la causa de la libertad la convierten en un símbolo de la lucha por la igualdad y la justicia. Su papel como consejera y compañera de Tupac Amaru II fue fundamental en el desarrollo de la insurrección y su trágico final. Su historia nos inspira a seguir luchando por nuestros ideales y a honrar el legado de aquellos que dieron su vida por un entorno mejor.