Byung-Chul Han, reconocido filósofo contemporáneo, ha desarrollado una interesante visión de la sociedad moderna y sus problemáticas. En su obra la sociedad del cansancio, Han plantea que el exceso de positividad en nuestra sociedad nos está llevando a un estado de agotamiento, frustración y depresión. En este nuevo escenario social, tanto víctima como verdugo son la misma persona, y ya no necesitamos de dictaduras o tiranos para someternos, nos explotamos a nosotros mismos. Además, vivimos bajo una falsa sensación de libertad.
¿Una nueva versión de 1984 ?
A diferencia de la distopía de George Orwell, en la que los ciudadanos eran conscientes de su sometimiento, Byung-Chul Han sostiene que en la actualidad carecemos de esa consciencia. Según Han, en la sociedad contemporánea la diferencia es considerada un problema y se busca constantemente la uniformidad. Cuanto más iguales seamos, más productivos seremos. Esta lógica implica que los grandes poderes fácticos necesitan que todos seamos iguales, incluso cuando viajamos a otros países. En este paradigma, los inmigrantes y refugiados son vistos como una carga.
Para Han, el neoliberalismo no podría funcionar si los individuos fuéramos diferentes. Por eso, propone regresar al animal original, que ni consume ni comunica desaforadamente. Esta idea implica luchar contra la hiperuniformidad impuesta por la sociedad actual.
La conformidad radical y la transformación mundial
Según Byung-Chul Han, vivimos en una época de conformidad radical, en la que las universidades ya no forman intelectual o moralmente a los jóvenes, sino que solo se preocupan por atender a sus clientes. Su objetivo es convertir a los estudiantes en profesionales eficientes que sirvan a los intereses de las grandes empresas.
La pandemia del coronavirus ha acelerado los cambios en la sociedad. Han predice que el poder mundial se desplazará hacia Asia, ya que han demostrado una disciplina y control en la gestión de la pandemia que ha sido difícil de encontrar en Europa y Estados Unidos. Además, la pandemia ha acentuado las diferencias sociales, exponiendo a los trabajadores pobres de origen inmigrante a un mayor riesgo de contagio, mientras que los trabajadores ricos pueden teletrabajar o refugiarse en sus segundas viviendas.
La crisis sanitaria también ha dado lugar al surgimiento de autócratas que aprovechan la situación de emergencia para debilitar la democracia y los derechos ciudadanos. Han advierte que la sociedad post pandemia se dirige peligrosamente hacia un régimen de vigilancia biopolítica, en el que el cuerpo, las comunicaciones y la salud de los ciudadanos son objeto de vigilancia digital.
La revolución en el uso del tiempo
Byung-Chul Han sostiene que la sociedad necesita una revolución en el uso del tiempo. El ritmo frenético en el que vivimos reduce nuestra capacidad de disfrutar y nos hace sentir constantemente angustiados por no hacer todo lo que podríamos hacer. Debemos aprender a perder el tiempo y reservar tiempo para el ocio y la diversión.
Byung-Chul Han plantea una visión crítica de la sociedad contemporánea, en la que la autoexplotación y la uniformidad son moneda corriente. La pandemia del coronavirus ha acelerado los cambios en la sociedad y ha evidenciado las desigualdades existentes. Han propone una revolución en el uso del tiempo como una forma de resistencia frente a la sociedad del cansancio.