Revelación del evangelio a los gentiles: hechos 10

En el capítulo 10 de los Hechos de los Apóstoles, se relata cómo Dios reveló a Pedro en una visión que el Evangelio debía ser predicado a los gentiles. Hasta ese momento, el mensaje de Jesús se había enseñado principalmente a los judíos, pero ahora se abría la puerta para que los no judíos también pudieran recibir el Evangelio.

Índice
  1. La visión de Pedro y Cornelio
  2. Calmando la contención entre los santos judíos
  3. La obra del Señor sigue progresando

La visión de Pedro y Cornelio

En el capítulo se menciona a Cornelio, un gentil centurión romano que era temeroso de Dios y hacía muchas obras de caridad. Cornelio tuvo una visión en la que un ángel le dijo que enviara a buscar a Pedro, quien le enseñaría más acerca de Dios.

Al mismo tiempo, Pedro tuvo una visión en la que se le mostraron animales considerados impuros según la ley judía, y se le ordenó comer de ellos. Al principio, Pedro no entendió el significado de la visión, pero luego comprendió que Dios le estaba diciendo que no debía considerar impuros a los gentiles, sino que debía predicarles el Evangelio.

Entonces Pedro fue a la casa de Cornelio y le enseñó a él y a su familia acerca de Jesús. Mientras Pedro hablaba, el Espíritu Santo descendió sobre todos los presentes, confirmando así que Dios también aceptaba a los gentiles en Su reino.

Calmando la contención entre los santos judíos

Después de la experiencia de Pedro con Cornelio, surgieron ciertas controversias entre los santos judíos en cuanto a la predicación del Evangelio a los gentiles. Algunos no estaban de acuerdo con que se les permitiera entrar en la Iglesia sin antes convertirse al judaísmo.

Pedro, como uno de los líderes de la Iglesia, intervino y explicó a los demás discípulos cómo Dios había revelado Su voluntad de que los gentiles también fueran parte del reino. Pedro les recordó que Dios no hace acepción de personas y que todos, sin importar su origen étnico, son bienvenidos en Su Iglesia.

La obra del Señor sigue progresando

A pesar de la persecución y oposición que enfrentaba la Iglesia en aquel tiempo, la obra del Señor continuaba avanzando. Herodes Agripa I, en un intento por ganar el favor de los líderes judíos, mató a Santiago, uno de los apóstoles. Luego, arrestó a Pedro y lo encarceló con intención de ejecutarlo públicamente.

Sin embargo, la noche antes de la ejecución, un ángel del Señor liberó a Pedro de la prisión. Herodes, al enterarse de la fuga de Pedro, fue castigado por un ángel y murió poco después. A pesar de la persecución y la oposición, el Evangelio setutorial progresando y las bendiciones de Dios continuaban siendo derramadas sobre aquellos que creían en Él.

El capítulo 10 de los Hechos de los Apóstoles marca un punto de inflexión en la predicación del Evangelio, al revelar que también los gentiles podían ser parte del reino de Dios. La visión de Pedro y la experiencia con Cornelio demostraron que Dios no hace acepción de personas y que todos son bienvenidos en Su Iglesia.

Este relato nos enseña la importancia de seguir las revelaciones de Dios y de no discriminar a nadie por su origen étnico o cultural. Además, nos muestra cómo la obra del Señor siempre avanza a pesar de la oposición y cómo las oraciones sinceras y fervientes pueden invitar los milagros y las bendiciones de Dios en nuestra vida.

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