Garrincha, cuyo nombre real era Manuel Francisco Dos Santos, nació el 28 de octubre de 1933 en Magé, Río de Janeiro. Fue uno de los mejores jugadores de fútbol de todos los tiempos, ganando dos Copas del Mundo con la selección de Brasil y siendo considerado el mejor wing derecho de la historia. A pesar de sufrir de poliomielitis y tener una pierna más corta que la otra, Garrincha demostró un talento excepcional en el campo de juego.
Los primeros años y los desafíos físicos
Garrincha nació en una familia muy pobre y desde pequeño tuvo que enfrentar dificultades físicas. A causa de la poliomielitis, sus dos pies apuntaban hacia adentro y su pierna derecha era seis centímetros más corta que la izquierda. A pesar de estas limitaciones, Garrincha comenzó a jugar al fútbol con sus vecinos en el barrio Pau Grande.
Después de ser rechazado por varios clubes importantes de Río de Janeiro, Garrincha finalmente fue aceptado en Botafogo y debutó en la Primera División a los 20 años. En 1957, ganó su primer título, el Torneo Carioca, y al año siguiente fue convocado para jugar en el Mundial de Suecia 1958, donde Brasil se consagró campeón.
El éxito con Brasil y la fama mundial
Garrincha alcanzó su mayor éxito con la selección de Brasil, ganando la Copa del Mundo nuevamente en 1962 en Chile. A pesar de la expulsión en las semifinales, Garrincha fue indultado y pudo disputar la final, donde Brasil venció a Checoslovaquia por 3-Garrincha fue la figura destacada del torneo y se consagró como uno de los mejores jugadores de la historia.
Después de su éxito en el Mundial, Garrincha continuó jugando en Botafogo y ganó varios títulos más, incluyendo tres Campeonatos Cariocas y dos Torneos Río-San Pablo. También tuvo breves pasos por otros clubes, como Corinthians, Flamengo y Junior de Colombia. Se retiró en 1972 jugando para Olaria.
La vida personal y el declive
Después de su retiro, la vida de Garrincha comenzó a deteriorarse. Sus adicciones al alcohol y al tabaco se intensificaron, y su comportamiento violento le costó su relación con su pareja y la condena por manejar borracho y provocar un accidente en el que murió su suegra. Garrincha cayó en la indigencia y la enfermedad, contrayendo cirrosis que finalmente causó su muerte el 20 de enero de 198
Legado y reconocimiento
Garrincha dejó un legado duradero en el fútbol brasileño y mundial. Su habilidad para regatear y su estilo de juego único lo convierten en uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Aunque su vida personal estuvo marcada por la tragedia y la adversidad, Garrincha sigue siendo recordado como un ícono del fútbol y una fuente de inspiración para futuras generaciones de jugadores.
Garrincha fue un jugador excepcional que superó las dificultades físicas y se convirtió en uno de los mejores futbolistas de la historia. Su talento y su estilo de juego único lo han convertido en una leyenda del deporte.