El libro vendrán lluvias suaves es un cuento incluido en la obra crónicas marcianas (1950), escrito por Ray Bradbury. En este relato, el autor nos cuenta la historia de una casa inteligente que continúa funcionando a pesar de que sus habitantes ya no están presentes.
La vida de una casa sin humanos
En el cuento, Bradbury describe cómo esta casa del futuro realiza sus tareas diarias de forma automática. Desde el momento en que amanece, las paredes anuncian la hora de levantarse y la cocina se prepara para cocinar el desayuno. Ratones mecánicos se encargan de la limpieza y vuelven a sus madrigueras metálicas. La rutina continúa sin ningún tipo de emoción o sentido.
La casa incluso emite una voz desde la entrada para anunciar la llegada de la lluvia y sugiere tomar un paraguas. Sin embargo, nadie consume el desayuno, por lo que la casa lo desecha por las cañerías. En el jardín, los regadores atienden lo que alguna vez fue césped, frente a las siluetas carbonizadas de los antiguos ocupantes de la casa.
Al caer la noche, la voz de la pared se dispone a leer un poema, pero no recibe respuesta. La casa elige el poema there will come soft rains de Sara Teasdale, el cual habla sobre la ausencia humana y la indiferencia de la naturaleza ante la extinción de la humanidad. A pesar de los esfuerzos de la casa por mantener sus rutinas, se evidencia la falta de significado sin la presencia humana.
El absurdo de nuestras invenciones
El cuento de Bradbury plantea un tecnopesimismo, mostrando el absurdo de nuestras invenciones. La casa, programada para seguir rutinas, es solo un esqueleto sin vida. En contraste, el entorno descrito por Bradbury carece de naturaleza y solo hay imitaciones mecánicas hechas por humanos.
Este relato nos invita a reflexionar sobre el sentido de nuestras creaciones y el papel que juegan en nuestra vida. ¿Realmente nuestras invenciones nos hacen más felices o solo nos alejan de la esencia de la existencia humana?
La automatización en nuestros hogares
Hoy en día, la automatización de nuestros hogares se ha vuelto cada vez más común. Dispositivos como luces inteligentes, asistentes virtuales y sistemas de domótica nos permiten controlar diversos aspectos de nuestra casa con solo un comando de voz o desde nuestro teléfono.
Esta automatización nos obliga a comprender la mecánica de nuestra vida cotidiana. Adaptamos nuestra forma de hablar para que los asistentes digitales nos entiendan y cambiamos nuestra interacción con la casa para que tenga más sentido automatizar sus funciones.
Si bien esta tecnología nos brinda comodidad y facilita nuestras tareas diarias, debemos tener en cuenta que no debemos perder de vista nuestra conexión con la vida real. La casa inteligente puede realizar muchas funciones, pero no puede reemplazar la presencia humana y la importancia de las relaciones humanas.
El futuro de nuestras casas
El libro vendrán lluvias suaves de Ray Bradbury nos muestra una visión crítica sobre la automatización y la falta de significado en nuestras invenciones. Aunque las casas inteligentes pueden realizar tareas de forma automática, es importante recordar que la presencia humana y las experiencias compartidas son fundamentales para darle sentido a nuestro hogar.
En un futuro cada vez más tecnológico, debemos encontrar un equilibrio entre la comodidad que nos brindan las innovaciones y la importancia de mantener nuestra conexión con la vida real. Nuestras casas pueden ser inteligentes, pero no debemos permitir que se vuelvan vacías y carentes de humanidad.