El Vampiro de Düsseldorf, también conocido como Peter Kürten, fue un asesino en serie alemán que aterrorizó a la ciudad de Düsseldorf en la década de 1920. Nacido en una familia disfuncional y marcado por una infancia traumática, Kürten encontró en la violencia y el asesinato un escape para su dolor interno.
Infancia desgraciada y primeros asesinatos
Peter Kürten nació en 1883 en Mulheim, siendo el tercero de trece hermanos. Creció en un ambiente de extrema pobreza y violencia, con un padre alcohólico que abusaba de su madre y hermanas. A los nueve años, Kürten decidió escapar de su hogar y se adentró en una vida marcada por la delincuencia y la violencia.
Se cree que a una edad temprana, Kürten asesinó a dos amigos ahogándolos en un río. Sin embargo, no existen registros policiales que puedan corroborar estos hechos. Pasarían varios años antes de que Kürten volviera a matar.
Una serie de asesinatos aterrador
En mayo de 1913, Kürten cometió su primer asesinato confirmado. Mientras intentaba robar una casa, se encontró con una niña de trece años llamada Khristine Klein durmiendo en su habitación. Kürten la estranguló y degolló, dejando en la escena del crimen un pañuelo con sus iniciales para culpar al padre de la niña.
A partir de este momento, Kürten comenzó una serie de asesinatos que aterrorizarían a Düsseldorf. Estrangulaba y mutilaba a sus víctimas, e incluso comenzó a beber su sangre. Entre los meses de febrero y noviembre de 1929, desafió a la policía enviando cartas y mapas que indicaban la ubicación de los cadáveres.
El fin del vampiro de Düsseldorf
En 1930, Kürten cometió un error fatal que lo llevó ante la justicia. Intentó atacar a una joven llamada María Büdleick, pero ella logró sobrevivir y denunciarlo a la policía. Pocos días después, Kürten fue arrestado y durante los interrogatorios confesó alrededor de setenta actos criminales, incluyendo asesinatos, agresiones sexuales y actos de piromanía.
En 1931, Kürten fue condenado a muerte y ejecutado por guillotina. Su cabeza fue entregada a los psiquiatras para su estudio, y actualmente se encuentra en exhibición en el Museo Ripley's de Wisconsin Dells, en Estados Unidos.
El caso del Vampiro de Düsseldorf dejó una profunda impresión en la historia de la criminología y la psiquiatría. Los crímenes de Peter Kürten sirvieron como base para numerosos estudios sobre la psicología de los asesinos en serie y la elaboración de perfiles criminales. Su historia es un recordatorio sombrío de la capacidad humana para el mal y la importancia de la prevención y el estudio de estos casos.