El conflicto de las papeleras entre Argentina y Uruguay ha sido una disputa que ha durado más de siete años y ha tensado las relaciones entre ambos países. Comenzó como un problema menor relacionado con la instalación de dos plantas de pasta de celulosa en la localidad uruguaya de Fray Bentos, pero se convirtió en un tema de gran importancia para los gobiernos de Buenos Aires y Montevideo.
2002 - Surge la controversia
En 2002, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó un informe sobre el proyecto de construcción de dos plantas papeleras en el río Uruguay por parte de Uruguay. Esto generó denuncias por parte de habitantes locales y grupos ecologistas, y el gobierno argentino solicitó explicaciones sobre el posible impacto ambiental.
2005 - Comienzan las obras y los bloqueos
En abril de 2005, la compañía finlandesa Botnia comenzó las obras en Fray Bentos, invirtiendo US$100 millones en la instalación, que se convirtió en la inversión extranjera más importante en la historia de Uruguay. En diciembre, Argentina notificó a Uruguay que consideraba que la obra violaba el Estatuto del río Uruguay, un tratado bilateral que exigía informar sobre cualquier obra fronteriza.
El Banco Mundial calificó las instalaciones proyectadas como seguras.
2006 - El litigio salta a la escena internacional
En marzo de 2006, las protestas se intensificaron en Gualeguaychú, Argentina, donde los manifestantes argumentaban que las papeleras contaminaban el río Uruguay. El presidente argentino, Néstor Kirchner, se reunió con su homólogo uruguayo, Tabaré Vázquez, en Chile, y solicitó la suspensión de las obras durante 90 días. Vázquez exigió el levantamiento de los bloqueos de carreteras en Argentina.
El 4 de mayo, el gobierno argentino decidió llevar el conflicto a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en Holanda, denunciando la violación del Estatuto del río Uruguay. Durante la Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea en Viena, una modelo y ecologista argentina protestó en bikini frente a una foto de los presidentes con un cartel que decía basta de papeleras contaminantes.
En julio, La Haya rechazó la petición adicional de Argentina para suspender las obras. En septiembre, Uruguay presentó el litigio ante el Tribunal Arbitral del Mercosur, argumentando que los bloqueos impedían la libre circulación de bienes y personas. La instancia arbitral falló a favor de Uruguay, pero no impuso sanciones a Argentina.
En noviembre, la empresa española Ence anunció que reubicaría su planta en Punta Pereyra, una decisión que Argentina vio con buenos ojos. Además, Uruguay envió militares para custodiar la obra de Botnia, lo que generó tensiones entre ambos países.
2007 - Los olores de Botnia
En enero de 2007, la Corte de La Haya rechazó la petición de Uruguay para exigir a Argentina medidas contra los bloqueos. En noviembre, Montevideo otorgó la autorización definitiva a Botnia y la planta comenzó a funcionar con emisiones de olores perceptibles. Los ambientalistas argentinos denunciaron intoxicaciones, mientras que la empresa aseguraba que las emisiones eran inocuas.
En febrero de 2008, un obrero murió en un accidente en la fábrica de celulosa. A fines de ese año, Uruguay rechazó las solicitudes de información y exhortos emitidos por la justicia argentina.
2009 - Continúa el juicio en La Haya
En septiembre de 2009, Argentina argumentó en La Haya que las plantas ponían en riesgo el río Uruguay. Uruguay respondió negando esa afirmación y reiterando que las fábricas cumplían con los estándares ambientales internacionales.
2010 - Revive el diálogo con Mujica
La victoria electoral de José Mujica en Uruguay permitió que se reanudara el diálogo. En enero, Mujica se reunió con la presidenta argentina, Cristina Fernández. En marzo, Mujica asumió la presidencia y poco después visitó a Fernández. Ambos acordaron que los cancilleres coordinaran la agenda de relaciones bilaterales después de la resolución en La Haya.
El conflicto de las papeleras entre Argentina y Uruguay ha sido una disputa prolongada y compleja que ha afectado las relaciones entre ambos países. A lo largo de los años, se han presentado controversias sobre el impacto ambiental de las plantas y se han llevado a cabo acciones legales y bloqueos en protesta. Aunque el diálogo ha revivido en los últimos años, el conflicto aún no se ha resuelto por completo.