Los libros que leí en el 2019 dejaron marca. Quizás fueron esas otras cicatrices de la vida que están ahí, latentes, esperando ser alimentadas. Quizás es leer desde otra perspectiva. Dejar de lado mi alma comunicadora para leer con ojos de lectora, esa que aprendió a disfrutar entre párrafos y líneas. Las Malas fue uno de esos libros. Que marcaron, que cambiaron mi perspectiva, que disfruté.
Camila Sosa Villada me sorprendió con una voz poética, mitad cuento de hadas y mitad cuento de terror. De a poco, cuenta sus vivencias en el Parque Sarmiento y como encontró en esta comunidad de mujeres trans más que un lugar de pertenencia, a su familia. Y es que todes nos sentimos un poco parte de esa familia disfuncional, pero que lograba seguir existiendo pese a los calvarios vividos. Y es que eso las unió. En cada uno de los párrafos te abraza el calor de la Tía Encarna, que podría ser cada tía del mundo.
Es una crónica distinta, sin órdenes cronológicos, pero con muchos idas y vueltas. Entre los flashbacks a su infancia, Camila logra exponer sus sentimientos más recónditos, sus miedos, sus esperanzas. Es un libro que tenés que leer sabiendo que te va a abrir la cabeza, que ya no vas a poder ver al mundo con los mismos ojos que antes. Porque te habla desde el renacer de una persona que nació en un cuerpo que no es suyo pero que lo fue encontrando y moldeando en el camino. Y te habla de las penurias vividas en esa travesía. De la maldad de personas que, más por miedo a lo desconocido, dejaron cicatrices con cada golpe, palabra o al mirar hacia otro lado.
Lo que logró Camila es un retrato en movimiento. Es una novela que le da voz a quienes no tenían voz. Que se anima a gritar fuerte "acá estoy", que expone la fiesta y la furia travesti. Es una experiencia que te llena, que te emociona, que te duele. Es una voz cargada de sentimientos y de cosas para contar. Y que las cuenta bien, extremadamente bien. Es una realidad que podés leer, y que querés que lea todo el mundo cuando terminás la última hoja.
Ojalá haya más Camilas Sosa Villada en el mundo. Valientes, como nadie, que se enfrentaron a espejos y a personas y lograron vivir la vida que siempre soñaron, y que siempre se merecieron. Ojalá sea el puntapié para abrir la mente y el corazón. Para entender que a quien esté a nuestro lado hay que abrazarle, porque todes tenemos derecho a tener un nombre que nos identifique, que no nos haga olvidar quienes somos. Todos tenemos derecho, como decía la Tía Encarna, a ser feliz.
#TeamEPP
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