Larga vida a Star Wars, y al último jedi.


Se sabía que el mundo Star Wars la extrañaba. Y es que Carrie Fisher se fue de manera repentina, dejándonos a todos sorprendidos y con un vacío inmenso. La Princesa Leia no iba a volver, no podía... ¿o si? 

El Episodio VIII de la Saga Star Wars, Los últimos Jedis muestra una vez más una batalla interespacial entre la Resistencia, encabezada por Leia y la siniestra Primera Orden bajo el mando del General Hux y el Lider Supremo Snoke. Como la saga nos tiene acostumbrados, la película se dividió en tres grandes ejes. Y es que había muchas historias por contar, muchos misterios por develar.


Por un lado, tenemos la batalla que contó con (¿¿se me permite decir ZARPADOS??) INCREÍBLES (queda más lindo, nocierto?) efectos especiales y de sonido. Hablemos de que claramente Rian Johnson sabía lo que hacía, y que querían los fans. No solo pudimos disfrutar de los clásicos combates y las famosas naves que todos conocemos, también nos adentró a un mundo donde las batallas estaban planeadas a la perfección, con esa mezcla de acción y adrenalina que tenían como único objetivo la salvación de la Resistencia. 

Tuvimos mucho de Leia, pero Poe Dameron, el joven piloto que viene a suplir al irreemplazable Han Solo, fue quien se llevó todas las miradas del film. Rebelde pero con causa, Dameron pisa fuerte para ganarse el puesto de lider de la Resistencia, aunque todavía le faltan lecciones para aprender de la gran Princesa Organa (snif snif).


Rey cumplió su objetivo y encontró a un viejo y hermitaño Luke Skywalker, quien una vez más demostró ser un terrible oponente para cualquier fuerza que amenace las cosas que ama. Desde un humor diferente, el jedi nos sacó risas y nos hizo contener la respiración. Volvió a blandir un sable de luz en una batalla épica y a la vez sorprendente con su antiguo aprendiz y sobrino, Kylo Ren.

Rian Johnson logró despegarse de esa línea de éxito que tanto furor causó con los tres episodios originales, pero sin perder el horizonte. Nos llevó a un mundo donde lo actual se mezcla con lo viejo, en partes apeló a las emociones de manera sutil, y en otras con una dureza impactante. Sentimos las dudas de Rey y las contradicciones de Kylo Ren. Entendimos que Luke resignaba más de lo que pensábamos al entrenar a esta joven Padawan que mucho tiene por aprender.


Lo que más me sorprendió es que me encontré con una película feminista. Si, así como lo escuchás. Star Wars siempre me gustó por eso. Mostraron a cuatro poderosas mujeres tomando el control de la situación para lograr lo que desean. Todas con misiones y propósitos diferentes. Vi una película que, para homenajear a una gran mujer como lo fue Carrie Fisher, nos homenajeo a todas. Demostró que las princesas de hoy en día se quitan el disfraz rosa para salir a luchar, y que no necesitan ser rescatadas. 

Y nos fuimos con dudas, sin certezas. Con ganas de más. De más sables de luz, de más Luke en batallas impensadas. Nos quedamos con ganas de Leia, quien era la encargada de devolverle la esperanza a una galaxia con aires renovados, pero que no deja de volver a sus orígenes. Que vuelvan y que sean historia. And let the jedis win. 

Noe Torres

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