Soy la #ChicaGreenpeace de la familia. Desde muy peque, recuerdo que con mis papás viajábamos muchísimo al sur (es el safe place de mis viejos, ¡aman la patagonia argentina!), y que pasabamos mucho tiempo entre bosques y lagos neuquinos y rionegrinos. Crecí entre fábulas de animales, los cuentos de la revista Anteojitos que me leía mi mamá, y aprendí a amar a los animales, a respetarlos.
Abrir Lobo Negro, del estadounidense Nick Jans, fue como releer esa versión de La Llamada de la Selva, de Jack London, que estaba en mi biblioteca cuando tenía 11 años. Fue un guiño a la nostalgia, un paseo por bosques nevados. Encontrarme con un Romeo que me enamoró mucho más que cualquier personaje de Shakespeare, por su naturaleza libre.
¿Quién es este famoso Romeo?
Un lobo negro. Así de simple y sencillo como lo escuchás. Romeo vivió en las afueras de Juneau, la capital de Alaska durante diciembre del 2003, hasta septiembre del año 2009. Nick Jans, autor de A Wolf Called Romeo (editado en Argentina por #ErrataNaturae) no fue solo el encargado de dar a conocer al mundo su historia, también fue su amigo y uno de los muchos pobladores de Juneau que derribaron el mito de la violencia que precede a los lobos. Romeo era amigo de los perros, de sus dueños y de la vida misma.
Con una prosa ligera y que te cautiva, el escritor logra hacerte parte de "Los amigos de Romeo". Hace que te involucres, que mires a un animal que gracias a fábulas y cuentos de niños siempre está visto como el villano. Este lobo superó cualquier barrera de la ficción conviviendo entre su mundo salvaje y la civilización que tanto le cautivaba. Nick Jans, cámara en mano, no solo tomó fotos increíbles que están expuestas en su libro, sino que convivió de manera tan familiar con el animal que lo retrata como un viejo amigo al que va a recordar por siempre.
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No me podía despegar del Señor Romeo, así que tuvimos un inconveniente: lo llevé al recital de Coldplay. Terminó con heridas de guerra. Fin de la historia. |
¿Qué fue lo que más te gustó, Noelia?
Que sus emociones fueron mis emociones. Leyendo, creía tener a Romeo ahí, al alcance de la mano. Sentí ternura al imaginarlo lanzando una pelota para jugar con sus amigos caninos, sentí bronca al saber que muchas personas, quizás con desconfianza justificada pero casi que sin motivos, al sentir miedo querían el peor final para el animal.
Porque lo que logra Nick Jans con su relato es eso: replantearte el hecho de que hay más allá de nuestra sociedad, de nuestras vidas. Hay un mundo salvaje por descubrir, pero... ¿tendríamos que descubrirlo? ¿o ese mundo tendría que descubrirnos a nosotros? Quizás nos atribuimos decisiones que tendrían que estar fuera de nuestro alcance, porque esas vidas no nos pertenecen.
En 416 páginas descubrís un mundo donde lo real se encuentra con lo imposible. Un relato que al ser verdadero te conmueve y emociona. La historia de una amistad salvaje, entre una sociedad que no estaba lista para la llegada de un vecino como Romeo, pero que lo abrazó para hacerlo suyo para siempre.
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