Hace unas semanas fui invitada a la Embajada Francesa para ver una película que me hizo emocionar muchísimo y también salí reflexionando, porque Castillo de Cristal es de esas películas que te dejan pensando, que te hace revivir el pasado y agradecer el presente.
El film cuenta la historia de Jeannette Walls, una exitosa periodista que durante muchos años ocultó un gran secreto. El de su familia. Una familia al mismo tiempo profundamente disfuncional y tremendamente viva, vibrante. El padre, Rex, es un hombre carismático y entusiasta, que logra transmitir a sus hijos la pasión por vivir. Les enseña física, geología, les cuenta historias. Pero Rex es alcohólico, y cuando está borracho se convierte en una persona destructiva y poco de fiar. La madre es un espíritu libre, una pintora muy orgullosa de su arte que aborrece la idea de una vida convencional y que no está dispuesta a asumir la responsabilidad de criar a sus cuatro hijos.
La familia Walls es una familia errante. Viven aquí y allá y sobreviven como pueden. Los niños aprenden a cuidar de sí mismos, se protegen unos a otros, y finalmente consiguen salir del círculo infernal en que se convierte la familia para marcharse a Nueva York. En el camino quedan noches donde duermen al aire libre en el desierto, pueblos donde acuden por una semana a la escuela, vecinos que los ayudan y abusos de todo tipo.
Basada en una historia real, con un final predecible, que no aburre sino que emociona, hasta te hace llorar y porqué no también te identificas. Sí a muchos de nosotros alguna vez se nos cruzó por la cabeza querer ocultar nuestra historia, nuestra familia, sin saber que eso es lo que nos hace como persona, lo que nos hace ser únicos, marcando nuestra personalidad.
Recomendación: verla en familia ❤
BREN
0 comentarios