Agarré el fibrón rosa que tenía arriba del escritorio y sin pensarlo dos veces (no vaya a ser cosa que me arrepintiera de repente) por primera vez en mi vida marqué una frase: "Muchas cosas se vuelven hermosas cuando las mirás despacio". Y ahí entendí porque nunca me iba a gustar más una película que un libro: porque los libros los leo a mis tiempos, despacio. Y eso los vuelve más hermosos todavía. Si no despierto, de Lauren Oliver, no fue la excepción.
Before I Fall cuenta la historia de Samantha Kingston, una joven que tiene una vida soñada (es una de las chicas más populares del colegio, sale con el chico de su sueños y tiene un grupo de amigas que la acompaña en todas). Al parecer el 12 de febrero va a ser un día más en su vida (bah, es el Día de Cupido y dependiendo cuantas rosas reciba va a reafirmar su popularidad en la secundaria) hasta que luego de haber vivido todo el día le ocurre un extraño accidente, que hace de ese 12 de febrero un loop constante: no puede dejar de revivirlo.
Voy admitir que tardé un tanto en leer este libro porque salí de ver la peli (podés leer la reseña acá) con una sensación mezcla melancolía y perturbación. Salí pensando en como viviría si supiera que ese día iba a ser el único por el resto de mi vida. El film me había gustado, pero pensé (por comentario que escuché) que me iba a encontrar con la misma historia. Y no, para nada. No estoy diciendo que no haya sido una buena representación: entiendo que los tiempo cinematográficos son otros y que no podían incluir cada detalle en las escenas. Pero leyendo el libro entendí más, comprendí a Sam, Elody, Ally y Lindsay como no hice a la salida del cine.
Si no despierto es una historia terrible, y a la vez hermosa. Es una mezcla de narración, poesía y reflexión. Mezcla diferentes situaciones de la vida diaria, y nos hace comprender que no todo está librado al azar: hoy estamos donde estamos por nuestras acciones pasadas, todo lo que hacemos (bueno y malo, por supuesto) repercute en nuestra vida.
Me encontré enamorándome de un personaje que en la pantalla grande no le dieron la importancia que realmente tiene. Fue Izzie, la hermanita pequeña de Sam a quien adoré en la película, pero en el papel voy a admitir que Kent McFuller se robó toda pero toda mi atención (en serio, SAMANTHA EMILY KINGSTON, ¡¿¿CÓMO NO LO VISTE ANTES??!). Me encontré esperando un final diferente, y no queriendo llegar a la última página porque sabía con lo que me iba a encontrar. Y aún así, logró sorprenderme.
Son dos cosas totalmente diferentes, lo sé. Pero el libro me atrapó más de lo que me hubiera imaginado. Arranqué a leer a una Samantha Kingston, y terminé leyendo otra. Esa es la magia de Before I Fall: es un libro que crece, que vive. Que te hace imaginar, pensar, llorar y sorprenderte con un final que entendés desde la primera página pero te negás a aceptar.
Es un libro que te hace mirar a tu alrededor y preguntar ¿qué haría yo si este fuera mi último día? Y ahora lo sé. Sería yo, haría lo mismo. Pero despacio, porque solo así es que encontramos la verdadera belleza de los momentos.
Noe Torres
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