imaginar cómo sería la persona totalmente opuesta a vos.
La verdad que nunca se nos hubiera ocurrido
hacer un post así. La idea nos recordó un
poquito a aquellas clases en la Facultad en las que nos pasábamos todo el tiempo escribiendo.
Les dejamos nuevamente su página ACÁ para conocer a su opuesto, y los dejamos con nuestros opuestos.
Empecemos
por ponerle un nombre, y claramente sería María. Ese nombre que me pusieron
para acompañar al Florencia… innecesario. María es una persona súper ordenada, cada
mañana se levanta, hace la cama, se toma unos mates dulces y lo acompaña con
unas tostadas con mermelada. Típica persona que después de terminar de comer
levanta la mesa, barre, limpia cada partícula de migas y recién después puede
seguir con su día. Una fan de la limpieza (ja! Igualita a Flor ).
María tiene
ciertas cualidades que resaltan de otras: es puntual (como pocas), decidida (hace
compras en menos de 10 minutos) y súper
despreocupada (nada perturba su cabecita en las noches, deja que las
cosas fluyan sin pensarlo dos veces).
Es una genia de los deportes, le apasiona competir! Ama los colores y cambiar de look todo el tiempo. No es muy
social, solo tiene unos pocos amigos que cuenta con los dedos de la mano. Fuma todo el tiempo. La típica persona
que odia a los gatos porque le llenan de pelos la ropa… Celosa y absorbente, puede convertirse en la CIA si alguien merodea a su mejor amiga o a su novio. Disney? que? naaa, eso es muy infantil.
Típica
persona a la que le queda todo memorizado sin anotar una sola palabra. Ama los
libros de todo tipo de géneros. Le da
igual las injusticias, nunca reclamaría nada por vergüenza. No le gusta
la cerveza ni los eventos sociales. Es muy sensible y es la típica chica que ama las películas de amor. Odia el café, es vegana y ama cocinar. Escucha electro y odia el pop.
Si conociera a
Flor créanme que no le caería bien, la gente “confianzuda” no le va; mucho menos la gente rara que escribe "boludeces en un blog". Vive pendiente de lo que hace el resto, no tiene otro tema de conversación. No quiero parecerme a ella, así que voy a dejar esta presentación acá para que no se enoje (jaja).
Flor
Yo creo que los nombres hacen las personalidades de las personas, mis viejos cuando nací estaban entre dos nombres: Brenda o Débora está más que claro cuál me pusieron PERO... volvamos a ese lunes 30 de marzo, once de la mañana, una bebé recién nacida que llaman Débora...
Ella sería una mujercita que ama el fútbol, de hecho es fanática de un equipo, River, como toda su familia y se sabría todos los nombres de los jugadores que ahora ama por su desempeño y no por su "belleza". Odiaría a las modelos escuálidas y no se dejaría poner un vestido de disfraz ni loca. Tampoco tendría el fanatismo por el rosa y hubiese practicado voley, handbol, jokey antes que ballet.
Durante la secundaría ella fue un desastre, aunque le gustaba matemática y física, y tenía todo el potencial para aprenderlo fácil y rápido, nunca se sentaba a estudiar porque prefería jugar a los juegos de la computadora o mirar partidos. Se llevaba hasta los bancos de la escuela. Pese a sus malas notas se anotó en medicina, quiere ser médica forense, ella no le tiene miedo a nada, es fuerte, un poco más decidida, vive el día a día, no se apresura al futuro.
A Débora le gusta comer de todo y prefiere lo salado por lo dulce, eso habla un poco de su personalidad. No le gusta la noche y tampoco bailar. En el amor, le va bien, conoció a un chico durante la secundaria y siguen juntos, porque ella cree en el amor, es romántica y piensa casarse con él y tener muchos hijos.
Si conociera a Bren, no tendrían muchas cosas por compartir, y no le caería muy bien porque ella hablaría mucho, casi sin respirar y eso lo detesta. No tiene tatuajes y por suerte tiene el pelo lacio. Ella sería Débora, todo lo contrario a Bren, pero está bueno que puedan conocerla.
Luisina seguramente hubiera sido igual a mi mamá. Rubia, de ojos bien bien celestes, y con el pelo largo hasta la cintura. Quizás el miedo y la conformidad habría hecho que, aún a sus 25 años, no hubiera habido ningún cambio en él en su vida. Caería largo y lacio; estaría peinado prolijamente todos los días.
Estoy segura que haría unas comidas excelentes, porque tendría la paciencia y la tranquilidad necesaria para cocinar. Haría tortas (¡nunca de cajita!), las decoraría con colores pasteles y seguramente hubiera querido estudiar chef. Pero Luisina se habría inclinado por la abogacía o la contaduría (nunca por la veterinaria, ¡no! porque odiaría a los animales por eso nunca habría tenido un Élvis o un Marrock), para no alejarse de su familia y vivir toda su carrera en la comodidad de su hogar.
¿Harry Potter? Ah, si... Vio las tres primeras películas, pero se aburrió y cambió el canal. Olvidate de que le gusten lo libros, no tendría tiempo para esas cosas. Luisina nunca hubiera pisado una cancha, ni para ver un partido de fútbol ni para ir a un recital. Seguramente, miraría de reojo y una mueca de disgusto (y casi casi que con envidia) a esas chicas independientes y resueltas que se proclaman a si mismas feministas. Nunca habría ido a una marcha, nunca se habría indignado y llorado de bronca frente a una causa que a ella le pareciera injusta.
Si de algo está segura, es que no le gusta la incertidumbre: ella tiene que tener todo bajo control ¿espontaneidad, riesgos, aventura? ¡¿Qué es eso?!. Sus amigas la cargarían porque ella, bajo ningún término, tomaría las riendas de alguna situación. En el amor espera lo que los cuentos de hadas: un caballero andante, rubio y alto, caballero, que la rescate de su nube y no la deje sola en ningún momento de su vida.
Creería en el amor antes que la amistad, y no en la combinación necesaria de ambas. Sería la más popular de la clase, tendría un millón de amigos, pero quizás, solo quizás, se sentiría sola. Porque no sería amiga de su mamá, ni nunca imaginaría pelearse y arreglarse con su papá. Porque tendría muchas "mejores amigas", pero no confiaría plenamente en ninguna. Porque después de tanto buscar el amor correcto, no lo encontraría. Luisina sería muchísimas cosas. Pero hay algo que nunca podría llegar a ser: yo.
Noe. Que no es Luisina, ni aunque lo intente...
0 comentarios