Después de verla, soñé con Philomena toda la noche. Soñé con iglesias, conventos e hijos perdidos. Soñé que buscaba pero no podía encontrar. Que no me dejaban. Y cuando desperté pensé ¿así se sintió ella toda su vida?
Philomena es una película del año 2013. Dirigida por Stephen Frears, protagonizada por Judi Dench y Steve Coogan. Cuenta la historia de Philomena Lee, una joven madre a quien las monjas del convento donde vivía le sacan a su hijo como castigo por sus pecados carnales y lo venden a una familia estadounidense. Martin Sixsmith es un periodista deprimido y despedido (si, todo junto pobre). Se encuentra con la mujer y solo ve una buena historia para contar, hasta que llega a conocerla y descubre un caso para denunciar.
Esta película es una fuerte crítica al sistema católico, pero también es una prueba de fe. Pensás: no, no puede haber tanta gente hija de puta en el mundo, tantos hipócritas. Y es ahí cuando te acordás que la historia de Philomena y su hijo Anthony es una historia real. Volvés a justificar, te convencés a vos misma de que estas cosas no pasan hoy en día, pero si. Pasan, hasta que alguien no haga nada van a seguir pasando. Y aún así, con todo lo vivido, Philomena seguía creyendo.
Basada en el libro escrito por el mismo Martin Sixsmith "El hijo perdido de Philomena Lee", la película recorre diferentes locaciones: Irlanda, Reino Unido y Estados Unidos. Esto fue lo que más me atrapó: el humor enteramente inglés, la cadencia típica de este tipo de films, el contraste entre un hombre completamente ateo y que lo tiene todo, y una mujer que no deja de creer aunque no tenga nada.
Por eso una mezcla de ambos compondrían mi personaje preferido. Ella es simple, sincera, despierta en su ingenuidad. Pero, al igual que Martin, quiero que haga algo, creo que tiene que hacer algo. Es una película que conmueve desde lo más simple, que tiene una fuerte denuncia de trasfondo contada a través de una historia que te hace reír y emocionar a la vez.
Veo en Philomena a millones de mujeres oprimidas por la iglesia: "callé durante 50 años porque estaba convencida de que tener sexo había sido un pecado. Pero después me dije que callar es mentir, y mentir también es pecar", le explicó a Martin. Veo en Philomena a mujeres desinformadas y pienso en que no quiero que mis hijos estén envueltos en un sistema hipócrita, que castiga sin motivos. Veo la historia de nuestro país, reflexiono que acá se hizo lo mismo y hoy hay madres y abuelas que cargan con el dolor de no poder encontrar a sus hijos y nietos. Y no puedo evitar pensar... ¿cuántas Philomenas Lee habrá en Argentina?
Noelia Torres.
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