Perra total, completa fashionista, amiga incondicional. Podemos definir a Quinn Fabray (interpretada por la diosa eterna de Dianna Agron) con muy pocas (pero variadas) palabras. Llena de aristas, esta adolescente atormentada me pareció uno de los personajes más reales de Glee, una serie que sabrán que a Bren y a mi nos encanta cuando vean el 20 Series Tag (chivo, chivo, chivo ♪). ¡Y aprendí un montón con ella y con su historia! Así que si A) no vieron la serie ya me corren a bajar los capítulos y B)... no hay un B pero quedaba lindo, ja!
1. Que la mejor manera de aprender es cometiendo errores
Parece una muñeca, si. Pero muchas veces actuaba como si fuera el mismísimo Chucky. Muchas veces cometemos cientos de errores (para proteger a los que queremos o simplemente porque nos sale Lucifer de adentro), pero lo más importante es aprender de ellos. Porque hasta que no nos damos cuenta que lo estamos haciendo mal, no podemos cambiarlo. Y ella sabe un montón de esto.
2. Que no podés cambiar tu pasado, pero si dejarlo ir y comenzar de nuevo
Quinn Fabray es conocida por muchas cosas: por sus cortes de pelo (en serio, ¿todo le tiene que quedar divino?), por sus amoríos entre dos mejores amigos y por su pasado. Pero eso no dejó que la definiera e hizo todo lo posible para cambiar sus errores (todavía no tenemos un Delorean que nos lleve al pasado). Hasta que se dio cuenta que era en vano, y que todo se podía solucionar con un borrón y cuenta nueva. Eso si, nunca perdiendo su esencia.
3. Que todo es una cuestión de actitud
Tuvo una transición entre la porrista malvada y la adolescente conflictiva, pero nunca dejó de ser la reina del colegio. Y con esa actitud logró todo lo que se propuso, y mucho más. En algunas cosas que logró se fue al pasto (chicas, no aprendamos técnicas antideportivas de Fabray) pero en otras se lució. Después de todo, es solo una cuestión de actitud.
4. Que a pesar de la distancia y el tiempo, tus amigas de siempre van a ser
tus amigas toda la vida
Cuando me fui de Santa Rosa me dijeron que toda mi vida iba a cambiar, incluídas mis amigas. ¡Y es verdad! Pero eso no quiere decir que sean las primeras en enterarse cuando me pasa algo bueno, o las que me emociona ver después de largos meses sin juntarnos. La distancia y las obligaciones hacen que nos distanciemos, pero sé que ellas siempre van a estar ahí para mi y yo para ellas. Nuestra amistad es #GirlPower, en todos los sentidos ♥
5. Que las segundas oportunidades siempre son una buena idea
Ellos eran dos innegables chicos malos, estaban hechos el uno para el otro. Pasaron por muuuuchas cosas (mejores amigos, bebés, ataques de rebeldía), y aunque no quisieran admitirlo, eran necesarios para reacomodar sus vidas. Porque son perfectos y, por supuesto, se animaron a retomar su historia cuando parecía que ya estaba todo escrito. Porque las segundas oportunidades siempre son buenas: en el amor, en la amistad, en el estudio, en la vida.
Noe Torres
0 comentarios