Todas las fotos de este post fueron sacadas del FB de Ginger Home

Soy enamoradiza, lo sé. Pero esta vez, enamorarme fue ver una de esas macetas con forma de puercoespín de Ginger Home y decirle a novio: "las quiero para mi cumpleaños". Eso llevó a pensar: "quiero ver todo lo nuevo de Ginger", y después vino el "quiero hacerle una nota porque no puede ser que todo me parezca tan precioso". Y acá está, ella es. Pero comencemos desde el principio...

La historia cuenta que Ginger Home nació un día del 2011, cuando en Mansilla y Coronel Díaz (Palermo) se comenzó a gestar un sueño, el de tener una tienda de bazar propia, que abrió sus puertas en noviembre del 2012. "Pensé mucho en nombres, y un día se me ocurrió Ginger como nombre propio de mujer, y que al mismo tiempo significa jengibre", nos cuenta Laura, el corazón detrás de todas estas preciosidades. Es que si, Ginger tiene un poco de picante y exótico, de inundarte de colores cada vez que entrás a uno de sus locales de Recoleta o Las Cañitas.


Después del nombre y el local, llegó algo clave para Ginger y Laura: la máquina de bordados. Fue (y sigue siendo) ella, la encargada de darle forma a los productos textiles bordados que podés encontrar en los locales. Su primera casa fue el baño (cosa que Lau nos cuenta riendo y feliz, ya que ahorró durante meses para poder comprarla), pero el corazón de Ginger creció al igual que su casa, y hoy el taller es mucho más grande y cómodo. Laura y maquina de bordados felices, obvio.

Y así como hacen las colecciones textiles, también diseñan y desarrollan todos los productos de cerámica. "Todo en Ginger está pensado con el mismo hilo conductor: el handmade, los colores, la alegría, un guiño exótico". Laura lo definió muy bien, en Ginger siempre es verano y primavera. Cada uno de los productos tiene una impronta natural, artesanal. Me queda decir irresistible, pero eso es algo que van a ver en las imágenes (¡y ni les cuento si van a los locales, mueren muertos del amor!).