Como verán, ando clasiquera. Suena The Smith en youtube, 1984 de Orwell anda por ahí arriba de la mesa, y hace muy muy poquito leí "La cabaña del Tío Tom". Lo redescubrí por un poco de humedad que había en la biblioteca y como tuve que sacar los libros al sol no pude evitar comenzar a leerlo (por segunda vez en mi vida).
La primera vez que leí este clásico de Harriet Beecher Stowe, una abolicionista estadounidense de los años 1800 y pico, no lo aprecié como correspondía. Era pibita, lo leía en el colectivo de ida o vuelta a algún lado y me parecía que era un poco pesado e interminable. Igualmente llegué a engancharme mucho con la historia y lo agarré dos o tres veces más fuera del colectivo.
Su oportunidad llegó (de nuevo) este año y tengo que decir que no solo quedé fascinada con la historia relatada en el libro, también la vida de su autora me logró atrapar por completo.
La cabaña del Tío Tom se publicó por primera vez allá por el año 1852. ¿Entienden que su autora (mujer y escritora, con todo lo que eso implicaba para la época) se animó a publicar un libro donde no solo denunciaba las diferencias raciales en su país sino también que luchaba en pos de los derechos de igualdad dentro de una sociedad que ni siquiera la tomaba en cuenta por su condición de mujer? Una palabra nada más: WOW.
Este libro narra la historia de Tom, un esclavo afroamericano que luego de que su "amo" tuviera problemas financieros decide venderlo junto con otros esclavos a un vendedor y traficante. No solo denuncia los malos tratos o las pésimas condiciones laborales y de vida que llevaban estos hombres, sinó también la forma en que estos hombres eran vistos como animales o bestias sin alma a ojos de las personas que los compraban.
Es un libro largo (si son las versiones originales más todavia, porque las de bolsillo vienen adaptadas para ser leídas en el colegio) y que en muchas partes se torna repetitivo y poco llevadero. Pero realmente te logra atrapar y te dan ganas de meterte adentro de la historia y sacudir un poco a los hombres para que se den cuenta de las atrocidades que se cometían.
No se si Harriet logró cambiar algo con su relato (apostaría muchísimo a que si), pero lo que es innegable es que introdujo un debate dentro de la sociedad que no existía. Sacó un tema a la luz que era indiscutible y tajante, y lo hizo tambalear y poner en boca de todos, haciendo que cada persona en esa época por lo menos se preguntara si lo que estaban haciendo estaba bien o mal.
Una mujer chiquita, que con solo un metro cincuenta (dicen que eso medía, tomá) y una pluma en su bolsillo, ayudó a cambiar el mundo, y lo sigue haciendo aun a casi 120 años de su muerte. Una mujer con ideales que no tuvo miedo de decir lo que pensaba, con muchas o pocas palabras.
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