¿No da? Vamos, yo crecí mirando sus películas y admirando su forma de
actuar. Sí, yo quería ser la Lindsay que veía en las películas.
Para empezar no vi Juego de Gemelas hasta que tuve 15 años más o menos.
Vaya coincidencia fue cuando en La Pampa se les ocurrió poner Disney Channel y
pasaban tooooodo el día esa película. Mis sobrinos (los dos perros más grandes)
me cargaban porque ellos habían visto la peli y
yo no. Resultado: Albertina afuera de la conversación y ellos jugando a
que eran hermanos perdidos en tiempo y espacio con la tía sin entender nada.
La que si vi fue Mean Girls. Un millón de veces y medio. Cada vez que
veo esa película las ganas de teñirme de colorada se apoderan de mí y siempre
está la vocecita de él atrás diciéndome que es una locura. Sacando eso de lado,
el humor que tiene la peli me pareció siempre una genialidad. La chica que ve a
la escuela como una selva y se termina convirtiendo en un animal como todos los
otros? GENIAL.
También vi Un viernes de locos (obvio) y no, no fue ahí cuando comenzó
mi obse con Chad Michael Murray (¡que le había pasado por la cabeza a ese
chico!). Recién este año cumplí mi sueño de tener una galleta de la fortuna y
por suerte me desperté con mi persona y mi cuerpo intactos. Eso sí, el consejo
mucho no lo entendí. O no me sirvió. O no sé, viva Albertina.
Les di 3 opciones para que pasen la tarde. La lista es larga igual,
porque incluye desde una peli donde ella pierde toda la suerte (la historia de
mi vida), hasta capítulos de Glee. Hoy nos toca ver una de Lindsay, como en los
viejos tiempos. Somos re mean girls.
Albertina :)
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