Albertina está a días de volver a sus pagos bien pampeanos, y ya le agarró la extrañitis. No está acostumbrada a los departamentos de cuatro paredes y que las únicas plantas que vea estén en el balcón.
Quiere tomar aire fresco en el patio, con sus viejos queridos y su perro Elvis tirado a sus pies. Extraña a Marta y los tererés de naranja mango a la orilla de la pileta, mientras se juegan un burako peleando por ver quien comienza el juego.
Ni hablar de las tardes de laguna, donde el viento suave te vuelva el pelo y el sol te pega despacito en la piel. Los helados ricos, los cupcakes para su cuñada y las risas en la heladería mientras se roba unos cuantos rocklets para llevarle al novio cuando lo va a visitar.
Extraña a Juana (más que nada). Verla crecer, verla reír, crecer riendo con ella. La extraña porque le llena de alegría su vida con cada juego y con cada abrazo que le da.
Extraña La Pampa, así sin mas. Su hogar, sus amigos, su familia. Extraña a su perro, los rollers y las tardes de paseo bajo el sol.
Después de todo un año jugando a ser platense, quiere volver a jugar un ratito a ser pampeana. Pampaplatense, como dice ella (en pocas palabras).
Albertina :)
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1 comentarios
Que post más sentido! me gustó!!!! mis viejos viven en otra provincia, la cúal no es la mía de nacimiento pero si de adopción, entiendo mucho tus palabras, a ésta altura del año las que tenemos el corazón en otro lugar del que vivimos creo que nos sentimos parecido!!! que lindo que solo falten días! que disfrutes tu estadía Albertina!!!! (salió verso!) besos
ResponderEliminarVir