Cuenta la leyenda que una vez hubo una nena "Miss Señorita no me voy a Enamorar". También se dice que usaba un antifaz. Pensaba que así nadie se iba a dar cuenta quien era ella. Tenía de muchos colores, para cada época del año. Opacos como la noche, brillantes como el sol.

Que se hacía la que odiaba, cuando en verdad amaba. Que escribía cuentos de amor, que juró que nunca iba a mostrar. Pero la nena en verdad se preocupaba por el. Y no podía evitar sentirse bien cada vez que lo veía. Era un micro segundo. Veloz, apasionado. 

Dicen (también) que el viento se llevó todos los malos recuerdos. Esas malas memorias. Que se dejó llevar, que se dejó sonreír. Que se dejó enamorar. Y que por fin su cabeza encontró la calma, como en un día de verano donde el mar está sin olas, sin ruido. 

Quizás fue que el le demostró que si valía algo. Quizás fue esa certeza que le dio de que desde ese momento iban a ser dos. Para siempre.

Albertina (in love).  

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