No
sé si todos saben pero hace ya un año que me mudé de casa en mi ciudad natal,
en realidad dejó de ser mi hogar cuando vine a estudiar, pero uno siempre
quiere volver porque la comodidad que uno encuentra ahí no la tiene en ningún
lado.
A
pesar de que me gusta mucho la nueva casa, hay algo que extraño muchísimo y es
mi antigua habitación y no sólo porque tenía una privacidad que ahora no poseo
sino porque…
Mi habitación guarda recuerdos,
anécdotas, sueños, llantos, cosas que nunca se van a olvidar. Tiene el aroma al
primer día de clases, cuando uno no puede dormirse en toda la noche porque
tiene esa excitación de volverse a ver con sus compañeros y amigos, porque no
sabe con qué se va encontrar, por temor a lo desconocido.
Tiene las huellas de las juntadas
que hacíamos con mis amigas antes de salir, el ruido a las charlas, las risas y
los secretos que cuchicheábamos para que nadie se entere. Tiene la esperanza de los sueños que
soñé algún día y que todavía algunos espero concretarlos.
Posee el conocimiento de los
resúmenes que tenía que estudiar, porque además de dormir, mirar tele u otra
cosa por el estilo era mi lugar de estudio.
Es mi escenario, mi show, donde
deleitaba a mis peluches con mi música de Roxette, Pimpinela y otros artistas.
Por último mi pieza tiene melancolía
por las lágrimas derramadas cuando me sentía mal y no había nada mejor que el
llanto para desahogarse. Es mi lugar de reflexión, donde yo
me desconecto del mundo exterior, me encuentro en MI mundo y hallo un poco de
paz.
Demetria.
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