Ramona odiaba a los niños, le molestaba sus risas, su excesiva energía, sus berrinches, su llanto. Que corran por su lado, que le hablen, que la busquen para jugar, le molestaba todo de ellos.
Ramona y Albertina tienen mucho en común, pero una de las principales cosas es que en mi caso, con 1 año de edad, ya era tía. Las dos tenemos muchos sobrinos, pero la vida nos hizo crecer al mismo tiempo y no compartimos ese cariño hermoso que se tienen los tíos y los sobrinos.
Para suerte nuestra, los sobrinos no pararon de llegar y la máquina nos mando a cada una una nena, que, aunque sean de diferentes edades, nos desvivimos de la misma manera por tenerlas aunque sea un ratito.
Que loco que nos encariñemos con el último sobrino y no haber disfrutado de los demás. Pero las cosas pasan por algo, y gracias a que fui tía desde mi primer año de vida, ahora tengo a una hermosa sobrina nieta que me llena de amor con cada sonrisa Y gracias a que guarde todo ese amor muuuuuuy escondido dentro tantos años, pude disfrutar de mi última sobrina que me hace reír más que rezongar y a la que veo solo dos veces al año y extraño todos los días.
En pocas palabras se puede decir mucho.
1 comentarios
El instinto maternal manifestado en una sobrina, cuidado con eso..broma..
ResponderEliminarpuede ser por que cuando uno ve a un ser pequeño, eso nos causa demasiada ternura y amor..yo tengo una prima, de 4 años, que viene 1 vez por semana, y ese día para mi es muy feliz debido a ella :)
Bendiciones Ramona..